Dirigido por Achim Menges, el Institut für Computerbasiertes Entwerfen und Baufertigung (ICD) de la Universidad de Stuttgart es un centro de formación e investigación de diseño computacional y procesos asistidos por ordenador. Sus proyectos más avanzados no solo están definiendo nuevos conceptos para la arquitectura, sino que, además, están concibiendo un nuevo perfil de arquitecto: un profesional que se mueve entre lo analógico y lo digital, y entre la construcción robótica y los sistemas biomiméticos.
Achim Menges: entre lo analógico y lo digital
Cuando en 2002 se celebró la exposición Latent Utopias, Zaha Hadid y Patrik Schumacher concluyeron que el propósito de aquella selección de proyectos radicales —realizados con soportes informáticos avanzados— no era decidir qué nuevas necesidades debían involucrar a la arquitectura, sino, simplemente, experimentar. Si volvemos la vista dos décadas atrás, a cuando el ordenador se introdujo en el ámbito de esta disciplina de forma contundente, tendríamos que admitir que aquella revolución fue un fracaso, pues ni trascendió al mundo físico ni generó las transformaciones que prometía.
Hace tan solo algunos meses, un viejo maestro del siglo XX como Peter Eisenman preguntaba retóricamente qué había sucedido con los llamados “arquitectos digitales”, dando a entender que el ir y venir de las tendencias se los había llevado por delante. Que fueron solo una fase pasajera. Sin embargo, Moritz Dörstelmann —joven arquitecto innatamente vinculado a los códigos de programación— aporta una lectura mucho más sagaz de las flaquezas que no permitieron que aquel camino se consolidara correctamente entonces. +
“Es muy importante que nos sintamos con la libertad de poder especular con las nuevas tecnologías, así que seguramente en aquella época fue lógico y correcto ponerse a probar sin más. También es cierto que hace 20 años solo se disponía de la mitad de las herramientas. No se contaba con la otra parte, que es el trabajo con la fabricación y los materiales en consonancia con lo que requerían esos procesos informatizados”.
Según asegura él mismo, ha llegado el momento de preguntarnos por qué es ahora cuando estamos haciendo todo esto. Y se lo plantea como investigador que ha pasado por el Institut für Computerbasiertes Entwerfen und Baufertigung (ICD) de la Universidad de Stuttgart, uno de los centros europeos más relevantes en formación y experimentación de diseño y arquitectura asistidos por ordenador. “Un centro ubicado —como nos dice Achim Menges, director del ICD—, en el corazón de la cultura de la ingeniería alemana, donde se compite en innovación y calidad”.
ICD ITKE Research Pavilion 2013-14 from ICD on Vimeo.
“La interrelación entre diseño, ingeniería y edificación se propone a los alumnos como una aventura técnica e intelectual con potencial en lo formal, lo espacial y lo ecológico”.
Moritz Dörstelmann
Nuevos soportes y visiones en la University of Stuttgart
La respuesta al interrogante de Dörstelmann evidencia que nos hallamos en una situación de emergencia, en la que es necesario implantar un tratamiento circular de las energías y los recursos aplicados a la arquitectura. “El diseño y la fabricación por ordenador suponen hoy una vía para elaborar estructuras más eficientes, más integradas funcionalmente y en las que puede concretarse de una manera equilibrada la confluencia de diversos criterios”, nos explica.
Una observación bajo la que subyace la idea de que esta disciplina no debe buscar la verdadera sostenibilidad en románticas idealizaciones ecológicas, ni tampoco quedarse solamente en soluciones destinadas a reducir al mínimo posible el consumo energético de los edificios.
Hay que ir más lejos. En palabras de Achim Menges, “con la introducción de los llamados sistemas de producción ciberfísicos, la distinción entre lo digital y lo físico se ha erosionado y, por lo tanto, a largo plazo la diferencia entre los métodos de diseño y fabricación convergerá”.
Todo ello implica, también, redefinir los pilares de la enseñanza. En este sentido, el ICD puede señalarse claramente como uno de los lugares donde está cimentándose el tipo de conocimiento sobre el que se apoyará el arquitecto del futuro: un aprendizaje donde lo analógico y lo computacional operarán de modo complementario y que estará abierta a un intercambio mucho más fluido y directo, en lo teórico y lo práctico, con otros ámbitos científicos.
La interrelación entre diseño, ingeniería y edificación se propone a los alumnos “como una aventura técnica e intelectual con potencial en lo formal, lo espacial y lo ecológico”. La adquisición de los fundamentos básicos de diseño paramétrico y algorítmico es el terreno desde el que los estudiantes desarrollarán sus propias exploraciones. Así, podrán integrar los programas y orientarlos sobre todo a generar, simular y evaluar modelos en los cuales se busque el equilibrio entre forma, material y contexto. E incorporarán, además, avances en manufacturación para estrategias de construcción performativas.
ICD/ITKE. Del algoritmo a las leyes del mercado
La serie de proyectos realizados en el ICD a lo largo de más de una década corrobora la consistencia de su labor como centro teórico y experimental, que se desdobla en dos vertientes: una que maximiza la prospección más radical y apunta hacia horizontes futuros, y otra que presenta soluciones inteligentes que se pueden llevar a la práctica hoy. El factor común en ambas es la formulación de opciones —implementables a corto o largo plazo— que garantizan modos de producción y fabricación de estructuras con cualidades superiores a las actuales, tanto en lo relativo a su rendimiento como a su nivel de respeto medioambiental.
Moritz Dörstelmann enfatiza la importancia de que estos estudios logren alcanzar el mercado, puesto que será la única vía de que se conviertan en parte activa de nuestro entorno. “La investigación como adquisición de nuevos conocimientos tiene valor en sí misma, pero solamente beneficia a la sociedad cuando se halla la manera de aplicar ese conocimiento”.
Ejemplo de esa primera línea más experimental es ICD Aggregate Wall (2017), un muro elaborado con un componente granulado —inspirado en recursos como la arena, la grava o la nieve— que es muy valioso como elemento constructivo, ya que tiene la capacidad de actuar como líquido o sólido según se trabaje con él, por lo que puede reconfigurarse y ser infinitamente reciclado. Este prototipo confirmaba la posibilidad de conseguir soportes verticales compuestos por partículas geométricamente trazadas, algo que no es factible con componentes granulares naturales, lo que abre un nuevo espectro de diseño.
Computerizar la naturaleza
Según nos cuenta Achim Menges, “los sistemas biológicos se rigen por principios muy diferentes a los que conocemos en la historia de la tecnología y la arquitectura. La biología es una especie de vehículo para el pensamiento lateral que nos está permitiendo reformular las prácticas establecidas hasta ahora en la edificación”. En este sentido, las reglas de funcionamiento de la naturaleza pueden ser científicamente estudiadas para ser abstraídas y transferidas a aplicaciones tecnológicas para la arquitectura. Este es el caso de Elytra Filament Pavilion (2017) y BUGA Fibre Pavilion (2019).
El primero es un “baldaquino biónico” cuyo armazón ligero de 200 m2 está conceptualmente basado en las fibrosas alas delanteras —llamadas élitros— de los escarabajos voladores. De poco peso —menos de 9 kg por m2— y montaje rápido, este carismático esqueleto concluía una investigación pionera sobre el uso de técnicas informatizadas y robóticas impulsada por el ICD y el Institut für Tragkonstruktionen und Konstruktives Entwerfen (ITKE), igualmente perteneciente a la Universidad de Stuttgart.
ICD/ITKE ResearchPavilion14-15 from ICD on Vimeo.
También fruto de esa colaboración es el segundo: un pabellón erigido con resinas artificiales que comparten características básicas con las naturales y que demuestra “cómo una exploración interdisciplinar de principios biológicos unida a los últimos avances en computación puede culminar en un proyecto enteramente hecho de fibra digital, algo que hace solo unos años habría sido imposible”.
La experimentación con la madera refleja de una manera evidente la segunda vertiente: esa que introduce nuevos métodos que pueden realizarse hoy y que compatibiliza factores pragmáticos y atributos estéticos. El volumen suavemente en torsión de Urbach Tower (2019) es la consecuencia de un inédito proceso que ha hecho que el tronco adquiera esa silueta por sí mismo, sin el empleo de maquinaria pesada de alto consumo energético, lo que habría exigido una metodología convencional. Esta esbelta torre de 14 metros de altura está dotada de la misma singularidad icónica que BUGA Wood Pavilion (2019), una cubierta que techa una superficie de 30 metros, erigida con una mínima cantidad de material y basada en las características biológicas del erizo de mar.
“Los sistemas biológicos se rigen por principios muy diferentes a los de la tecnología y la arquitectura. La biología es una especie de vehículo para un pensamiento lateral que nos está permitiendo reformular las prácticas establecidas hasta ahora en la edificación”.
Achim Menges
Resulta muy interesante comprobar que esas dos líneas —la más avanzada y la más aplicable a la realidad— confluyen en la obra más reciente del ICD: HygroShape (2021). La osadía y el trabajo con la madera se traducen en esta propuesta de mobiliario automodelable que se basa en la contracción higroscópica que la madera sufre de modo natural. Estas piezas se manufacturan en posición plana y están programadas para ir adquiriendo su forma por sí mismas a lo largo de unas horas tras ser desempaquetadas. Una vez adquirida su apariencia, las partes se ajustan mecánicamente, aportando estabilidad.
El ICD describe esta propuesta como “un nuevo lenguaje de diseño material que adopta las cualidades y características de lo natural como una expresión integradora de aspecto y función”. Algo que podría calificarse como insólito, pero que en esencia viene a recordarnos que hacer un buen presente siempre ha consistido en crear mejores futuros.
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Achim Menges (1975) es un arquitecto y profesor del Institut für Computerbasiertes Entwerfen und Baufertigung (ICD). Su investigación se centra en el desarrollo de procesos de diseño en la intersección de la ingeniería biomimética, el diseño paramétrico, la computación evolutiva y la fabricación asistida por ordenador.