De la reedición de clásicos a esculturas lumínicas, de la forma tradicional a nuevos procesos de producción. En ROOM Diseño hemos seleccionado las últimas novedades de iluminación para entender la luz en toda su materialidad.
Diseño para domar la luz
Solo cuando el hombre generó su propia luz pudo aprender a domesticarla. Con esa posibilidad, hemos divagado por discursos buscando la manera de poner fin al oscurantismo intramuros. Domar lo luminoso requiere un ejercicio de hermenéutica formal. El diseño nos permite vestir lo que no existe y elevar, a la categoría de delicado artificio, la silueta de lo que comúnmente se conoce como lámpara.
Lámparas de diseño
Hay quien se atreve a tejer la electricidad en ella, como ha hecho Stefan Diez en Plusminus, de Vibia. Los hilos de cable quedan injertados en la cinta textil que sostiene los múltiples tipos de foco lumínico. Un juego con la arquitectura que habla un lenguaje caótico, pero también otro lleno de orden. Esta cualidad última es la que se observa en el nuevo aplique de Flos, la Oplight de Jasper Morrison. Geometría fundida en un cuerpo de aluminio para representar lo “Super Normal” como el sumun de lo útil.
Pero a veces se necesita romper el estatismo de la iluminación para encontrar otros matices vivos en las estancias que inunda. Los hermanos Castiglioni lo canalizaron en su Arco allá por los 60. Y Gabetti & Isola siguieron esa estela curvada y con cierto carácter lúdico en la icónica Bul-bo de Axolight. Su perfil atemporal y raquídeo regresa de nuevo a nuestros días, igual que la revolucionaria (y reeditada) Tatu de André Ricard para Santa & Cole: más alargada, más pop, más led. Ante ese deseo nómada, la arquitectónicamente transportable Mora, de Javier Mariscal para Vondom, acude a la tradición del farol marroquí y cambia el troquelado metálico por el bajorrelieve plástico.
Y es que mientras el resplandor encuentra su sitio, las siluetas que lo abrazan pueden deconstruirse. Ya sea a favor de la linealidad secante, como sucede en Sun-Ra de Nanda Vigo: una luminaria para Nilufar Gallery que bien podría haber sido el capricho de Malévich.
O también a favor del patrón orgánico e impredecible, presente en la escultural 44 Series de Bocci, una pieza que nos hace preguntarnos: ¿art design o un guiño al Génesis? Porque aprendida esa lección de encerrar lo intangible desde los límites de lo sinuoso y recto, solo en nuestra mano recae el poder de ser el dios del mecanismo. Decir “hágase la luz” ante las tinieblas del salón y que el fulgor nazca, inmenso, frente a nosotros.