Dos de los ingentes desafíos ligados a la crisis climática que debemos afrontar con una visión nueva son la producción de alimentos y la movilidad entre y dentro de las ciudades. Ambos van a modificar radicalmente el espacio público de los núcleos urbanos. El peatón y la vegetación recuperarán las zonas en las que el coche se infiltró hasta colmatarlas. Correremos por las calles en plena seguridad. Esta futura posibilidad requiere hoy nodos que estimulen un cambio de paradigma. Probablemente por ello, al arquitecto madrileño Andrés Jaque, director de la plataforma Oficina de Innovación Política, le gusta pensar que RUN RUN RUN, el “restaurante para runners” que acaba de diseñar, es en realidad una infraestructura que nos invita a usar Madrid de manera diferente. Algo mucho más ambicioso que los bares cuquis que proliferan en la capital y cierran a los dos días.
El arquitecto concibe Madrid como un tablero de juego que facilita la transformación de los cuerpos a través del deporte, la nutrición equilibrada y el respeto ecológico. Plantea una tecno-granja que se inspira en el imaginario poético de las cuevas y los invernaderos, y que Jaque pasa por su batidora estética para que miremos el mundo a través de una nueva óptica. Entiende el restaurante como un elemento más de la ecología de la ciudad, y su interior se configura asimismo como un ecosistema propio. En sus dos plantas conviven sinérgicamente duchas, cocinero, taquillas, nutricionista, cocina abierta, runners, comedor, huerto vertical que produce parte de los ingredientes… Los corredores pueden asearse junto a la cocina, todo ocurre simultáneamente y en profunda conexión y comunión visual.
Los urbanitas vivimos una atomización de la esfera privada que nos lleva a desplazar multitud de acciones fuera del ámbito doméstico. Nos duchamos en el gimnasio en vez de hacerlo en casa, comemos fuera, vamos al spa. A menudo, sin tener contacto con otras personas. RUN RUN RUN nos ofrece la oportunidad de emanciparnos de los espacios domésticos, pero propone situaciones de intensa interacción social (no virtual).
Cabe preguntarse si la reducida escala del proyecto será capaz de servir de catalizador del gran cambio por el que aboga. Puede, en todo caso, sensibilizar y concienciar al dar visibilidad a todos estos temas. La orientación comercial del negocio y su imagen altamente instagrameable pueden llegar a jugar más a favor de esta opción. El inteligente diseño consigue difuminar, sin embargo, la exclusividad que se podría suponer para el nicho al que va dirigido. Jaque ha creado un ambiente abierto y nada determinista en el que alguien en las antípodas del runner, como yo mismo, encuentra fácilmente su sitio.
Visita la web de Oficina de Innovación Política