Sabine Marcelis. El diseño es una profesión muy fluida

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Reina del neón, amiga de transparencias y de oscilantes juegos de luz y sombras, Sabine Marcelis es dueña de una minuciosa sutileza. Sin guión previo ni estrategias estudiadas, ha desarrollado un relato singular cuyo fin es explorar nuevos territorios.

Sabine Marcelis. Foto: Nacho Alegre
Sabine Marcelis. Foto: Nacho Alegre

Es una de las pocas voces femeninas del diseño que se mueve en el panorama internacional, un entorno en el que ha ido destacando con un trabajo minucioso, detallista y de líneas limpias que se manifiesta en instalaciones, en propuestas de interiorismo y, sobre todo, en expresivas creaciones únicas o de edición limitada. La marca de la casa es su manejo de la luz en interacción con distintos materiales y texturas, ya sean opacos, traslúcidos, mates o muy pulidos. El metal y la combinación de piedras naturales y resina forman parte de sus últimas investigaciones, aunque la resina, el cristal y el neón —particularmente este último como elección estrella— planean desde sus inicios. Con ellos ha ido elaborando un lenguaje de formas muy simples, alejadas de todo devaneo ornamental.

Voie Lights Series. Sabine Marcelis
Voie Lights Series
Voie Lights Series. Sabine Marcelis
Voie Lights Series

En el portafolio de Marcelis, el color, la transparencia y los reflejos juegan siempre con distintas posibilidades y perspectivas, desafiando la mirada y al espectador. “Son solo herramientas para crear una pieza estática que no se experimenta como tal. El uso inteligente de la luz hace que los objetos y los espacios cobren vida y vayan cambiando cuando te mueves en ellos. La luz lo es todo. Ya sea artificial o natural, es una gran manipuladora. Sus efectos son múltiples y fascinantes, y se le puede sacar mucho partido”, nos dice.

Dawn Light Series. Sabine Marcelis
Dawn Light Series

El valor de esa manipulación es el asombro que provoca y que ella, como diseñadora, ha logrado potenciar. Ejemplo de ello son las obras en las que el neón —“esa hermosa entidad”, nos dice— es el rey. Lo vemos en la serie Dawn Lights para la Galería Victor Hunt —un tornasol cromático, metáfora de las horas del día—. Igualmente lo observamos en la colección Totem, rotunda y directa, o en los inesperados espejos Seeing Glass —sugerentes parábolas del ser o no ser—, ambas en la Side Gallery. Offround Hue forma también parte de este conjunto, y fue realizada con Brit van Nerven para Etage Projects. No se quedan atrás en guiños sus famosos Candy Cubes, elaborados en resina de poliéster pulido, verdaderos elementos de seducción.

Dawn Light Series. Sabine Marcelis
Dawn Light Series
Dawn Light Series. Sabine Marcelis
Dawn Light Series
Dawn Light Series. Sabine Marcelis
Dawn Light Series

Pero esta intención puede leerse no solo como un camino estético. Mejorar experiencias es un objetivo ligado al significado. Y en ese porqué de las cosas, Marcelis cree que “el valor estético y la percepción que el público tenga de un objeto son funciones en sí mismas, y no tienen que entrar necesariamente en conflicto con su uso previsto”.

Totem Light. Sabine Marcelis
Totem Light

ROOM Diseño. – En un mundo repleto de creadores y con una continua exigencia de novedad, ¿cómo es posible conseguir la singularidad?
Sabine Marcelis.- Creo que, como diseñadores, nuestro cometido es establecer tendencias, estar muy por delante de ellas y, definitivamente, no seguirlas. Una vez que algo entra en la categoría de tendencia, ya no es nuevo e inesperado, que es el reino en el que quiero actuar para seguir siempre empujando los límites, tanto de los materiales como de los procesos de producción. Aunque para ser honesta, tampoco pienso demasiado en ello. Trabajo a partir de mis propias fascinaciones e intuiciones, no hay una gran estrategia más allá de hacer lo que me gusta.

Dawn Light Series. Sabine Marcelis
Dawn Light Series

Róterdam. Wellington. Róterdam

Sabine Marcelis creció en las afueras de Róterdam, ciudad en donde vive y tiene el estudio que lleva su nombre. Su infancia y su juventud, sin embargo, las pasó con su familia en Nueva Zelanda. Allí estudió diseño industrial durante dos años en la Universidad Victoria de Wellington. Su inquietud la llevó nuevamente a Países Bajos y, en concreto, a la Academia de Diseño de Eindhoven, ese semillero de experimentación y libertad que ha dado impulso a tantos talentos. Ella misma confiesa que esa invitación a la independencia y el pensamiento conceptual fue el mejor complemento para los conocimientos técnicos y prácticos que recibió en Victoria, un mix de habilidades que fueron fundamentales cuando empezó a diseñar por su cuenta.

Dawn Light Series. Sabine Marcelis
Dawn Light Series
Dawn Light Series
Dawn Light Series

Esas herramientas le permitieron ir madurando a fuerza de optimismo. ¿Su estrategia? Ninguna. “Sin un plan de vida, dándome cuenta de todas las maneras en que puedes expandirte y ser diseñador, sin estar encasillada ni repetirte. Creo que el diseño es una profesión muy fluida”. Una transversalidad que ha enriquecido su corpus profesional con iniciativas ligadas a la moda, la arquitectura y a una colaboración con el estudio de arquitectura OMA. Distintos proyectos y escalas que dieron lugar a experiencias disímiles, pero que vienen trazando un camino en el que Marcelis es, como siempre quiso, dueña de su tiempo y de sus reglas, de su futuro y de las relaciones que quiere mantener con su equipo y con sus clientes. Su lema: lo que no funciona una vez, puede hacerlo en la siguiente.

Solo Sundial Installation. Solo House 2018. Sabine Marcelis
Solo Sundial Installation. Solo House 2018

Entre sus incursiones con nombres de la moda, sobresalen el conjunto Splendour para la flagship de Massimo Dutti en Barcelona: esculturas lumínicas de variadas geometrías y colores que jalonan casi todas las áreas del edificio residencial de Paseo de Gracia; la colección cápsula para Burberry, en la que se fundieron capas de resina semitransparente para reproducir tridimensionalmente su icónica tela escocesa; o Las formas del agua, su propuesta para Fendi en la Design Miami 2018: una instalación de diez fuentes únicas realizadas en resina fundida e inspiradas en los símbolos y motivos emblemáticos de la casa de lujo italiana.

Canvas Peekaboo. Fendi. Sabine Marcelis
Canvas Peekaboo. Fendi

R.D.- Trabaja para muchas firmas, ¿pero qué desafíos implica crear una marca personal?
Sabine Marcelis.- No estoy segura de considerar mi estudio como una marca, pero sé que mi labor solo puede existir gracias a la increíble gente de mi equipo. Es un esfuerzo común del que soy la cara. El mayor desafío es saber armarlo, conseguir la dinámica correcta y los talentos adecuados para hacer realidad ideas imposibles. Los necesito a ellos, así como a las fábricas y artesanos, que tienen una mente abierta y están dispuestos a explorar territorios fuera de su zona de confort. Encontrar a esas personas y esas empresas es lo más vital y desafiante. Es lo que hace que mi estudio sea único.

Dutch Pavilion Cannes Film Festival 2017. Sabine MArcelis
Dutch Pavilion Cannes Film Festival 2017
Dutch Pavilion Cannes Film Festival 2017
Dutch Pavilion Cannes Film Festival 2017

R.D.-¿Qué valores adjudica a un buen diseño y qué se exige a sí misma para lograrlo?
Sabine Marcelis.- Para mí es necesario que evoquen emociones, que despierten la curiosidad de la gente y un momento de asombro. Eso busco. Y me exijo a mí misma cero pereza o complacencia. Me impongo seguir explorando y mantenerme curiosa, atenta a lo que pasa alrededor.

Filter Lights. Sabine MArcelis
Filter Lights

De la poética al proceso

En la ruta de la diseñadora holandesa es determinante el papel mentor de su padre, ingeniero, a quien otorga el crédito de haberla interesado en el funcionamiento de la maquinaria, la automatización y la complejidad de los procesos industriales. Esta actitud ha fortalecido su autoconfianza para combinar materiales que generen objetos y espacios que —como ella subraya— no nacen de dibujos, sino más bien de ideas, de especulaciones, de imaginaciones cruzadas. De ahí su estrecha relación con los especialistas de la industria para probar nuevas formas e investigar propuestas diferentes al mismo tiempo, y así, nos dice, pasar de una cosa a otra sin aburrirse. “Lo mejor que me puede pasar es encontrar posibilidades en lugares poco probables”, añade.

No Fear of Glass. Instalación Pabellón Mies van der Rohe. Foto: Nacho Alegre
No Fear of Glass. Instalación Pabellón Mies van der Rohe. Foto: Nacho Alegre
No Fear of Glass. Instalación Pabellón Mies van der Rohe. Foto: Nacho Alegre
No Fear of Glass. Instalación Pabellón Mies van der Rohe. Foto: Nacho Alegre

R.D.- ¿Cuáles son sus mayores virtudes y defectos y cuáles cree que han sido sus mayores aciertos en sus decisiones profesionales?
Sabine Marcelis.- Aparte de que no me gusta aburrirme, soy muy persistente y no me doy por vencida. Creo que este ha sido un rasgo de carácter importante en mi viaje. Hubo ocasiones en los que todos decían “es imposible”, y nosotros seguíamos con una idea y la hacíamos funcionar. Las fuentes de Fendi, por ejemplo, o las piezas del Pabellón de Barcelona tenían una ingeniería muy complicada mientras operábamos con el agua. Y el resultado fue maravilloso. Mi punto débil es que no dimensiono los proyectos y subestimo el esfuerzo. Pero esto también juega a mi favor, ya que, si no pensara así, no podría asumir ni la mitad de todo que hago actualmente. Ni habría tenido un bebé en medio de todo ese trajín (risas).

No Fear of Glass. Instalación Pabellón Mies van der Rohe. Foto: José Hevia
No Fear of Glass. Instalación Pabellón Mies van der Rohe. Foto: José Hevia
No Fear of Glass. Instalación Pabellón Mies van der Rohe. Foto: José Hevia
No Fear of Glass. Instalación Pabellón Mies van der Rohe. Foto: José Hevia

R.D.- Cierto. Acaba de ser madre y, además, en época de pandemia, crisis sanitaria y desplome económico mundial. En este entorno, ¿qué puede hacer el diseño y qué puede hacer usted?
Sabine Marcelis.- Pienso en la pregunta y lo primero que me viene a la cabeza es el planeta. Soy muy consciente del impacto negativo que nuestra industria tiene en el medioambiente. Por eso, lejos del consumo masivo, me centro en las ediciones limitadas o en las piezas únicas. Luego están los materiales. Nosotros estamos en transición, por ejemplo, para producir con biorresina. Quiero decir con esto que todos tenemos la responsabilidad de mantener este mundo como un lugar habitable para las generaciones futuras. Y este es un momento único.

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