Hace algo más de un año, la firma española Cosentino organizó un concurso para arquitectos internacionales: partiendo de un bloque cúbico de mármol de Macael, debían dar su propia visión sobre la vida en Marte. Cinco fueron las oficinas ganadoras y cinco las piezas presentada, todas ellas concebidas desde perspectivas creativas diferentes y estéticas dispares. Bojo el nombre de Carved in Stone, el resultado pudimos verlo durante la pasada edición del Madrid Desing Festival en hall de entrada de Cosentino City Madrid.
Partiendo de un concepto claramente arty, la propuesta de Cartwright Pickard consistió en partir la piedra en dos y grabar las superficies interiores ondulantes con la estructura celular de un árbol.
Foster + Partners presentó un dado clásico de esquinas redondeadas en cuyas caras se reproducen imágenes tridimensionales de Marte: una representación cóncava del planeta, iluminada desde dentro para mostrar sus relieves.
Con un planteamiento más realista, Hugh Broughton Architects idearon un casco de astronauta: un objeto pétreo que refleja en su superficie un hipotético asentamiento humano, mediante una grafía amateur en contraste con la perfección de líneas del diseño. Por su parte, Ian Ritchie Architects encerraron una esfera hueca dentro de otra esfera y esta, dentro de un cubo grabado con puntos y rayas que evocaban al código binario. Por último, y también siguiendo esta estrategia de escultura conceptual, el equipo de Tonkin Liu ideó una estructura formada por reproducciones de un fitoplancton ampliado mil veces.
Entrando en los códigos sobre los que se construye cada pieza, estos dos últimos proyectos juegan con la recreación de los puzzles chinos tallados en marfil: extrañas miradas al pasado para interpretar el futuro. Sin embargo, el uso del fitoplancton de Tonkin Liu hace referencia a su capacidad para crear una atmósfera y sobrevivir en el agua, mientras que las esferas giratorias de Ian Ritchie son un símil de futuras formas de propulsión y, a la vez, capas de roca derretida bajo el manto. En esta línea metafórica, Cartwright Pickard habla de la idea de dividir un todo y ser consecuente con las posibilidades. Y frente a ellos, Foster + Partners y Hugh Broughton Architects escogen discurso más directo: la superficie marciana y un casco.
Desde sus propias prácticas arquitectónicas, cada uno de estos cinco estudios ha realizado una exploración sobre la vida en Marte: cinco visiones escultóricas cuya ejecución material ha sido desarrollada con brillantez por el taller almeriense Cuéllar Stone. Viendo el resultado de Carved in Stone, sería interesante que hubiera nuevas ediciones: nuevas convocatorias donde se invitara a artistas, artesanos, diseñadores o científicos para ver cómo llevan al campo del arte –desde sus respectivas disciplinas- esa reinterpretación de la vida en el planeta rojo.