Con el mes de febrero llegan los calçots, San Valentín y el Madrid Design Festival; y con él, Producto Fresco 2020 en la Central de Diseño.
Llegamos a Matadero para ver qué nos depara la octava edición de esta cita ineludible, que es Producto Fresco, en sus tres categorías habituales: diseñadores, empresas y estudiantes; además de dos proyectos académicos y Murcia como región invitada.
Este año el entorno expositivo de Producto Fresco 2020 corre a cargo de Marta Muñoz que ha resuelto el encargo con discreción y elegancia. Ordenado y práctico, evitando el caos que podría suponer exponer al mismo nivel una cama que un accesorio para un reloj de pulsera. A primera vista, reparamos en que de las 45 propuestas seleccionadas 13 son lámparas y 5 son mesas. Poca innovación, mucho objeto autorreferencial y discursos que no siempre materializan en la pieza acabada.
En una segunda vuelta nuestras retinas ya tienen favoritos. Pero vamos de uno en uno. Empecemos por quedamos con Kaixo, de Estudio Disolvente: un pequeño mueble recibidor suspendido de la pared que a través de un sistema de bandejas móvil y plegable, promete belleza y funcionalidad hasta en los espacios más reducidos. La fusión perfecta entre el organizador de pared de vitra y el carrito bobby de Joe Colombo.
Waltzing Matilda, de Francesco Monaco y Patricia Lazcano Irazazábal, es un sistema de mesas bajas de seis colores distintos que al combinarse permiten diferentes posibilidades. Nos recuerdan vagamente a la mesa “Rayuela” de Álvaro Catalán de Ocón, cuya última lámpara vemos colgar un poco más adelante. En un intento de convertir la tecnología digital en analógica, Wooviles es un juego de piezas de madera para niños preescolares que convierte un móvil en coche o nave espacial.
En el extremo opuesto está Dots del estudiante Pablo Jimenez. Un pequeño accesorio capaz de convertir algo tan del siglo XX como un reloj de pulsera en un smartwatch conectado al nuestro móvil. En esta misma categoría Link Balls es el trabajo de Raquel Franchini, inspirado el en el vestuario del Ballet de la Bauhaus. Sin duda, es una de las propuestas más rompedoras (y podríamos decir que la más fresca) de esta edición: un sistema de balones de tela con enganches que permiten unir unas con otras creado desde alfombras hasta un sillón. Mientras me contaba cómo dio con la idea, varios asistentes merodeaban proponiendo usos que a ella misma no se le habían ocurrido. Hay pocas cosas tan gratificantes como esos objetos que en manos de otros tienen vida propia.
En la sección de empresas, Panellone es nuestro favorito: una estantería hecha de cartón por Cartonlab pensada como expositor multiusos para eventos efímeros. El ligera, desmontable, adaptable y resistente. ¿Qué más se puede pedir en cuanto a funcionalidad?
Pet Lamp Bolgatanga. Álvaro Catalán de Ocón
En general, echamos en falta algo de frescura conceptual, de sorpresa y de emoción… Es un certamen de producto, pero dando una vuelta por la exposición uno pensaría que no hay suficientes camas, sillas, mesas, y lámparas en el mundo y que el oficio de diseñador consiste en seguir versionándolos hasta el infinito.
Nos encantaría ver más riesgo, ideas que confrontaran los lugares comunes, objetos que, aunque cotidianos, sean capaces de sacarnos fuera de los límites de la costumbre. ¿Es un problema de planteamiento, de talento, de selección, de convocatoria, de formación, de mercado…? ¿Es un problema? ¿O solo me lo parece a mí?