Restaurante Rómola. El interiorismo de mármol según Andrés Jaque

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Un sorprendente marciano aterrizó en el castizo barrio madrileño de Malasaña a principio de los 2000. Era Ojalá, un bar que en nada se parecía a los que frecuentábamos. Su sótano tenía arena de playa como suelo, mientras que sus baños de pintura de pizarra y las camisetas de velcro de los camareros eran soportes que daban voz a un activismo civil ávido de expresarse.

Restaurante Rómola. Interiorismo con mármol. Andrés Jaque

Sobre ellos se podían escribir opiniones o haikus, en un canto a la otredad y a la diversidad. Su diseñador, el arquitecto Andrés Jaque, vuelve a revolucionar de nuevo los locales de ocio de la capital con Rómola, un establecimiento que recupera el ambiente libre y acogedor de las cafeterías madrileñas de los 60. Ellas eran, para muchos outsiders, la única alternativa a los tristes bares de heterazos. Algo que encaja de maravilla en la filosofía de Rómola: el primer concepto del Manifiesto publicado en su web es la libertad.

Restaurante Rómola. Interiorismo con mármol. Andrés Jaque

La crisis económica de 2008 supuso la imposición estética de una austeridad que acabó deviniendo manida. Bajo su ala, los cafés se revistieron de baldosas hidráulicas y ladrillo visto, intentando transmitir valores como independencia o antigüedad, cuando a menudo eran franquicias que solo conseguían comunicar una falsa autenticidad o un localismo fingido. Jaque, director de la Oficina de Innovación Política, está decidido a invertir esta tóxica tendencia, para lo que se alía con una especie que creíamos en extinción: el artesano.

Restaurante Rómola. Interiorismo con mármol. Andrés Jaque

En Rómola ha movilizado cuidadosamente una red de experimentados profesionales del mármol, de la tapicería de piel y del metal cromado, algunos de los materiales insignia de aquellas cafeterías del baby boom. Y con ellos y con el valioso know-how que aportan, construye esta “tienda de campaña de mármol en la galaxia”, como a Jaque le gusta definirla. Las simétricas vetas del mármol nos hacen soñar como si estuviéramos frente a un test de Rorschach: en ellas proyectamos nuestra imaginación, adivinando siluetas inesperadas. Porque este nuevo espacio es la morada de lo contingente: todo lo que puede llegar a suceder (o no).

Restaurante Rómola. Interiorismo con mármol. Andrés Jaque Restaurante Rómola. Interiorismo con mármol. Andrés Jaque

 

 

 

 

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