Un recorrido por la trayectoria del arquitecto canadiense Jean Verville pone de manifiesto la gradual consolidación de un lenguaje arquitectónico propio, abierto a la experimentación desde la limpieza de geometrías esenciales y una inclinación minimalista. El resultado son proyectos imbuidos de una osadía que inspiran a sus usuarios para liberarse de constreñimientos y reinventar las convenciones.
FaHouse es una síntesis de las mejores cualidades de sus más recientes trabajos: el tratamiento escultórico de los volúmenes y la monocromía de la Casa Masse Fradette; o el espíritu creativo y juguetón, palpable en la intervención urbana Dance Floor y, muy particularmente, en Des Architectures pour Arnaud. Este último, un espacio para jugar y leer diseñado junto a un pequeño de 8 años. La potencia de la imaginación infantil que Verville muestra en ese experimento, se traslada a esta vivienda para una familia formada por una pareja joven y sus dos hijos, sita en un bosque como si fuera la casa de un cuento.
El techo a dos aguas que distingue los dos volúmenes que la forman alude a la niñez, a esos primeros trazos con los que todos hemos representado el concepto de casa. El negro enfatiza ese carácter arquetípico de hogar imaginado, y la luminosidad y colores del interior. Accesos fluidos y paredes de vidrio diluyen las fronteras entre arquitectura y paisaje. Sin olvidar una zona para los adultos, semejante a una colmena, y un área para los niños, con una gran litera donde organizar fabulosas fiestas de pijama.
Como salida de un dibujo infantil, una de las piezas más originales de la casa es la sala de ducha, con un geométrico contraste entre baldosas blancas bordeadas de negro, interrumpido por grandes ventanas que traen adentro la vista de los árboles y el cielo. Y en el ático, un gran espacio, similar al vientre de una ballena, donde seguir dando rienda suelta a la imaginación.