Ryoji Ikeda. Infimalismo extremo en Madatac 2019

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​Tropezarse con un creador japonés refinado y minimalista no es difícil, su tradición y cultura se basan precisamente en esas virtudes. Ryoichi Kurokawa, Tagaki Masakatsu y Daito Manabe son claros ejemplos de multiartistas que navegan plácidamente entre soportes digitales. Sin embargo, el autor visual y compositor Ryoji Ikeda destaca marcadamente entre esta nueva generación escorada hacia retóricas que se abastecen de crossover, ironía y pop microscópico. Su obra abandona la representación y el mensaje, y se desprende prodigiosamente de los ripios de la moda. No reposa ya en el ámbito de lo minimalista, habita de lleno en el terreno del infimalismo. Todo esto podremos verlo en el Círculo de Bellas Artes dentro del festival de arte digital Madatac 2019 este sábado 23 de ferbero a las 20 horas.

Esa fruición por el despojamiento impregna sus escasas entrevistas. Sabemos que nació en la campiña japonesa. Que en su adolescencia tocó mal la guitarra en un grupo de rock. Y que a los dieciocho marchó a la ciudad para ingresar en la Universidad de Tokyo, donde estudió “economía o algo así”. Tras acabar la carrera se sumergió en la escena nocturna y se convirtió en DJ. “Todo lo que aprendí lo aprendí en los clubes”, afirma Ikeda. “Nada de intelectualidad, solo pum, pum, pum. No he progresado mucho desde entonces”.

Con estas afirmaciones, entendemos que la complejidad de la armonía musical significa para él un artificio. Pero Ikeda no puede zambullirse en las profundidades de lo visual y abstenerse de hacer lo mismo con el sonido. Por eso sus composiciones sonoras, una faceta suya tan valorada como desconocida, son mucho más que una cacofonía pretenciosa. Instalaciones como Supersymmetry, Test Patterns o Datamatics instauran un delicado equilibrio entre matemática gráfica y música contemporánea al límite de las frecuencias.


La destrucción de la alegoría

Esa suma pureza de la forma surge en todas sus piezas con profusión. Su obra es una suerte de non plus ultra digital donde la prótesis del ardid desaparece para sumirnos en una abrumadora colección de señales eléctricas que nuestro cerebro debe interpretar.

Se trata de una representación de lo ausente, pues no solo Dios ha muerto, ha muerto además su alegoría. Ikeda desea mostrarnos la no-realidad; es decir, Maya, diosa de lo ilusorio (una Matrix hindú, si se quiere). En Radar, por ejemplo, se trasciende el concepto de pantalla para tomar la totalidad del espacio escénico y convertirlo en metapantalla. Pareciera declarar: “lo que consideráis caos no es sino un mapa calculado al milímetro”. Y, al tiempo, lo contrario: “lo que consideráis un mapa calculado al milímetro no es sino caos”.

Ikeda no observa el mundo con el fin de transformarlo y hacerlo apto para nuestro consumo. Vive inmerso en la complejidad del azar, en el huracán de la información, y le resulta inevitable no apreciar la belleza del ‘paisaje’. Paisaje sumamente frío e impersonal que ya debería sernos tan cotidiano como lo es, tras setenta años de existencia, el expresionismo abstracto.


El artista digital invisible

En su arduo caminar, una década que lo ha llevado por las galerías e instituciones culturales más prestigiosas del mundo, Ikeda ha ido acercándose progresivamente al silencio. Como el Buda que, sin decir una palabra, ofreció a sus discípulos el inmortal sermón de la flor. Por eso, respecto a la instalación Spectra, señala: “No quiero hablar de conceptos, los conceptos no existen”. Y en seguida se permite soltar una carcajada para aflojar la tensión tras tanta austeridad nipona. “Si digo algo que suene a una respuesta, la gente se quedará con mis palabras. Y existe una cantidad infinita de palabras”.

Quizá estemos ante el albor de un nuevo tipo de artista pasivo-agresivo, capaz de quitarse él mismo de la ecuación y simultáneamente volverse un referente. Siempre escurridizo, tanto como entrevistado como compositor, Ikeda remacha: “Puede que los espectadores recuerden durante años algo de mi obra. Pero por experiencia sé que no recordarán nada de mí. Esa es una de mis metas”​

Ryoji Ikeda, Infimalismo extremo

Ryoji Ikeda, Infimalismo extremo

Ryoji Ikeda, Infimalismo extremo

Ryoji Ikeda, Infimalismo extremo

Ryoji Ikeda, Infimalismo extremo

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