Alta cocina y rock pueden ser los dos componentes de una metáfora surrealista, donde el elemento A (alta cocina) está lo más alejado posible de B (rock). Esta imagen imposible se encarna, sin embargo, en el restaurante The Jane, en Amberes. Allí, el chef Sergio Herman, el también cocinero Nick Brill y el diseñador Piet Boon se han unido para crear un espacio cuyo lema es fine dining meets rock and roll, o cómo sacar la gastronomía de élite de los ambientes clásicos y darle un toque cañero.
Antes de nada, el lugar. The Jane vive en la antigua capilla de un hospital militar, y se alza como un templo profano dedicado a la cultura culinaria de Flandes y del Mar del Norte. Un santuario donde Boon reinterpreta la estructura sagrada: la cocina acristalada se coloca en el altar, y bajo una bóveda desconchada cuelga una araña de 9×12 metros con 150 luces, diseñada por el estudio PSLAB. Este dispositivo subraya la grandiosidad del espacio y proporciona una iluminación íntima para que cada mesa experimente con personal recogimiento sus propias sensaciones.
La luz, relevante en cada templo, se filtra también a través de las vidrieras que rematan la identidad del restaurante. Son creaciones de Studio Job y ejemplifican su peculiar mundo de arquetipos naif en constante contraposición. Un juego de discordancias que se extiende asimismo al interiorismo. Aquí se ha recuperado todo lo que había envejecido con belleza: el ladrillo, las capas de cemento en las paredes y algunos bancos se alían con la piedra natural, el cuero y la madera de roble, sin olvidar el cristal que rodea el área de los fogones como un tabernáculo contemporáneo. En The Jane, y en el tiempo que dura una misa, se puede experimentar una propuesta gastronómica diferente y disfrutar de un entorno singular.