Arquitecta y artista, la estadounidense Maya Lin es una creadora en cuyo trabajo convergen paisajismo y escultura. A escasas 24 horas para la inauguración de su primera exposición individual en España, Lin nos recibió en la galería Ivorypress en un ambiente peculiar: la obra Wire Landscape, una de las protagonistas de la muestra Rivers and Mountains, se encontraba a una altura inadecuada, lo que interrumpió varias veces la charla, pero nos permitió verla interactuando con su trabajo. Mientras esperamos para entrevistarla, uno de estos técnicos nos habló del proceso de montaje.
–Técnico de montaje.- Aproximadamente dos semanas hemos tardado. La sala se ha readaptado completamente. Hemos acondicionado este espacio (señala al cubo de cristal que contiene la obra Avalanche Madrid) y se ha modificado la pared para incorporar los cuatro relieves [se refiere a la obra Untitled (Plaster Relief Landscape)]. Después hemos tenido algunos problemas técnicos con los que siempre hay que contar: los tiempos de transporte, el peso… Las dos mesas (Cloudline: Aneto Peak table (wood and marble)) pesan muchísimo, al igual que el cristal de Avalanche Madrid. Hablamos de varias toneladas. y todo en apenas dos semanas.
–Maya Lin: First Question?
–ROOM Diseño: Eclipses, aludes, tormentas, topografías subacuáticas… Con frecuencia usted representa “lo extraodinario” de la naturaleza. ¿Hay una intención más científica que contemplativa en sus obras?
– M.L.: Hay una tensión entre lo científico, lo topográfico y lo emotivo. Es un punto intermedio entre la máquina, lo hecho por el hombre y lo hecho a mano. Algunos de estos trabajos son revisados por ordenador y otro tipo de equipos, pero la conexión de toda la información se hace en mi estudio, dibujando, entendiendo las formas con mis propias manos. Creo que me gusta la tensión entre lo que la gente llamaría “los contrarios”: esos contrarios que se unen para conseguir un todo formal.
– R.D.: Con estas referencias, ¿cómo definiría su producción artística?
– M.L.:Mi trabajo principal consiste en coger cosas a las que normalmente no prestamos mucha atención. No pienso en un sistema de referencias, solo pretendo mirar estas cosas de otra manera, de otro modo. Cuando somos pequeños y vemos algo por primera vez, lo vemos de verdad. A medida que nos hacemos mayores y empezamos a saber lo que es, dejamos de mirarlo. Yo puedo manipular este conocimiento y que la gente diga ¿qué es esto?, para que lo mire de nuevo, de una forma nueva. Eso es lo que quiero conseguir (señala las obras dispuestas en la sala).
– R.D.: En sus obras hay un juego de perspectivas: puntos de vista aéreos, desde abajo, parciales…
– M.L.: Lo normal es no apreciar las cosas en su totalidad. Es imposible llegar a visualizar el conjunto del curso de un río. Al representar su perspectiva aérea, tomas conciencia de la cuenca hidrográfica al completo.
– R.D.: Además de esta perspectiva aérea, usted incorpora la vista desde abajo, como sucede en la obra Wire Landscape.
– M.L.:Si, claro. Es un poco como la perspectiva que tendría un gusano. Me encanta jugar con este tipo de referencias. El nivel del mar está por aquí (la artista señala la pieza Greenwich Mean Time, una sección de mármol que representa el meridiano de Greenwich y que presta especial atención a las formas montañosas subacuáticas); nosotros sólo vemos agua, y todo esto (se refiere al fondo marino), tan complejo, queda oculto. En concreto, esta zona pertenece a España: son las montañas del fondo del mar Mediterráneo. La mayor parte del mundo está bajo el agua. Aquí podemos ver un increíble paisaje en el que nunca habíamos pensado.
– R.D.: Con frecuencia vincula un material con el elemento representado: la madera al suelo, el metal al agua… ¿cuál es el motivo de su repertorio de materiales?
– M.L.:Normalmente trabajo con materiales naturales, algunas veces cristal y muy rara vez, solo cuando es necesario, utilizo algún tipo de plástico o polímero (señala las piezas que integran Cloudline: Everest at 20,000ft). El vínculo entre agua y metal quizás venga de una historia leída que hablaba del tono metalizado de algunos bancos de peces que al avanzar transformaban el río en un fluir metálico. El cristal, por su parte, es un material raro que me encanta, es técnicamente un líquido. En el caso de los mármoles, los elijo porque me recuerdan a la escultura y por su parecido con una sección de tierra en la que se pueden ver capas, grietas, vetas orgánicas: algo muy propicio para representar la naturaleza. No sé, tal vez soy una alquimista que usa materiales naturales. En definitiva, busco que el color de la pieza venga dado por el propio material.
– R.D.: En ocasiones el terreno se vincula con su vivencia personal. Sin embargo, en esta muestra trabaja con localizaciones españolas. El Tajo, los Pirineos… ¿cómo aborda el trabajo sobre terrenos desconocidos?
– M.L.: Intento centrarme en una cierta globalidad, aunque también entiendo cada proyecto desde lo local. Cuando hago una exposición, trato de vincularla con el lugar donde se llevará a cabo. Me interesan mucho los ríos y he estudiado mucho sobre ellos alrededor del mundo. Estoy muy interesada en los medios acuáticos. Suelo analizar los principales ríos de un entorno, en este caso, España, y trabajar con ellos.
– R.D.: Y ¿visita personalmente los lugares?
– M.L.:Cuando trabajo con el entorno interviniéndolo con mis propias manos, sí me traslado, pero hay veces que no visito el lugar. Hablo de obras muy cartográficas, muy científicas (como la mayoría de las que participan en Rivers and Mountains). Muchas veces necesito ayuda de los cartógrafos. Estamos un mes transformando los datos y, cuando recibo la información, tardo otros dos meses en interpretarla: hago modelos, maquetas… solo para encontrar la forma perfecta.
– R.D.: En referencia a Pin River: Tagus Watershed, ¿cuál fue el proceso?
– M.L.:Primero estudiamos el lugar y sus relieves acuáticos, y luego elegimos los más importantes por su ecología o historia. En el caso de esta muestra, elegimos los tres principales ríos españoles, para quedarnos finalmente con el Tajo. Una vez tomada la decisión, cojo el mapa o las vistas aéreas y empiezo a dibujar. Hago 3, 5, 10 dibujos y luego trabajo en una visión general. El dibujo de esa visión general lo colocamos en el suelo de mi estudio, y es ahí cuando ponemos los alfileres. La fidelidad del recorrido del río varía al colocarlos: quedan imperfectos al traducirlos del mapa y esa imperfección es interesante.
Mi trabajo es dibujo y espacio. Juego con las sombras, con la tensión del dibujo en dos dimensiones y la realidad en tres dimensiones. Me interesa dibujar como si fuera un proceso escultórico. [Maya Lin se dirige hacia Wire Landscape. La obra acaba de quedar colocada en el lugar correcto y proyecta contra la pared lateral la sombra del entramado de líneas que contornean un sistema montañoso. Nos invita a acercarnos y señala hacia la sombra]
– R.D.: Usando como modelo de intervención en la naturaleza el respeto medioambiental, ¿tiene conflictos al recibir encargos arquitectónicos?
– M.L.:Hay proyectos arquitectónicos que no acepto, ya que tienen un impacto ecológico negativo. Me interesa aquella arquitectura que rehabilita espacios que ya existen. Estoy en contra de la expansión agresiva de las ciudades y creo en la densidad de estas frente a su expansión. Nosotros hemos trabajado en un proyecto con la Agencia de Medioambiente Estatal. La idea era coger un vertedero cerca de la autopista y convertirlo en una obra de arte. Era una zona sin utilidad, sin nada concreto, y de repente convertirla en algo útil es lo que más me atraía. Quiero decir con esto que siempre compruebo si el encargo es bueno para el medioambiente. Por eso, muchas veces he rechazado proyectos de arquitectura si siento que hay algún tipo de daño. Es el caso de un proyecto de vivienda en Colorado en el que se pretendía construir una casa en medio de cientos de hectáreas naturales. Amo los proyectos dentro de las urbes, pero hay que intentar ir en contra de cualquier acción que multiplique la contaminación.