Sharing. Maison&Objet. Septiembre 2014, París

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En su segunda edición anual (la primera siempre tiene lugar en enero y marca el despegue de las ferias internacionales), Maison&Objet vuelve a convocar a diseñadores, productores, artesanos y artistas. Un encuentro que busca potenciar las sinergias entre el lado creativo del diseño y las posibilidades comerciales de su industria y que para esta última edición ha recurrido al concepto de sharing como hilo argumental de todo el evento.

Pero Sharing también ha sido el espacio que durante cinco días Maison&Objet ha dedicado a las instalaciones artísticas que tienen lugar cada año en el pabellón 7. Tres escenarios donde han tomado cuerpo las nuevas sabidurías digitales y sus implicaciones en la cotidianidad contemporánea. Smart Life, Experiential y Words han sido las tres propuestas que con diferentes planteamientos y perspectivas divergentes han conectado tecnología y sensibilidad performativa.

Smart Life es un área intermedia entre un mercado futurista y un ágora del siglo XXI. Una metáfora de la red donde los códigos expresivos se confunden, se comparten y se mezclan. Comisariado por Vincent Grégoire y NellyRodi, Smart Life ha funcionado como un gran lugar de diálogo, pero sobre todo como un interfaz de colisión semiótica

Con Experiential, François Bernard ha abierto las puertas al arte en sus estrategias más digitales. Emoción cutánea y código de programación han sido las claves de una serie de obras donde lo poético se construye con sensores, cámaras de vídeo o experiencias streaming. Hablamos del arte llevado a los confines de la tecnología. Algo que hemos visto en piezas como MOMENTum, del colectivo Kapper; Kymat, de Sven Meyer; o Inaho, del tándem Tangent.

Words, el hábitat coordinado por Elizabeth Leriche, ha investigado la palabra en convergencia con otras disciplinas. Palabra y arquitectura: WordWall, de Eva Beierheimer y Miriam Laussegger. Palabra e instalación: Dans le silence des Psaumes de Elisabeth Raphaël. O incluso palabra y desintegración en Rain Bottle, de los japoneses Nendo. Un elegante trabajo que reafirma a su líder, Oki Sato, como unos de los mejores poetas del espacio y la escenografía.

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