Fundada en 2005 por Omer Arbel en Vancouver, Bocci se ha convertido en una de las firmas más importantes en lámparas modulares. Mirar sus propuestas es recordar a Calder y sus móviles, a la vez plácidos e inquietos. Por eso más que luminarias, los productos de Bocci se transforman en esculturas lumínicas que se hacen con el protagonismo de los lugares que ocupan. Como la medusa roja de 30 m que cuelga en el hall del Victoria & Albert Museum de Londres.
En el nuevo showroom de Bocci en Berlín, abierto en un antiguo palacio de justicia, las estructuras de Bocci habitan entre el atrio y sus cuarenta y cuatro habitaciones. Una especie de bosque onírico con el que componen distintos paisajes diseminados por el recio edificio del siglo XIX. Ante las molduras neoclásicas, las piezas de Bocci lucen orgánicas y caprichosas.
Más que un espacio comercial, el showroom de Berlín parece una gran instalación de diseño. De hecho, esa fue la aspiración de Arbel cuando eligió instalarse en la capital del Spree: crear un “gabinete de curiosidades” como los que existían en las viejas casas señoriales con toda suerte de objetos históricos, minerales o animales disecados. Pero en este caso, son series de luces intrigantes. ¿El objetivo? “Construir un laboratorio de futuros artefactos”. No en vano, está previsto montar en el palacete una fábrica de vidrio y otra de porcelana para poder realizar in situ las ideas que una ciudad tan vibrante como Berlín, puedan inspirar al propio Omer Arbel.