El dato de que el aire contenido en el interior de una vivienda está más polucionado que el del exterior, llevó al cliente a solicitar a CTA una casa ecológica “que respirase”. La respuesta de este equipo vietnamita de jovencísimos arquitectos —fundado en el año 2014— es una residencia en la que la sostenibilidad permite extraer las mejores cualidades, funcionales y estéticas del material empleado como órgano o membrana respiratoria: el ladrillo.
La casa ecológica está compuesta por ocho bloques separados que quedan reunidos dentro de la zona común creada por las “paredes respiradoras”, conformadas a su vez por dos elementos. Por un lado, un muro protector de ladrillos huecos dispuestos de manera diferente a la habitual, de modo que sus orificios permiten una circulación fluida y constante de aire y luz natural entre el interior y el exterior.
Por otro, el jardín, que ayuda a frenar el impacto de la contaminación externa sobre el espacio doméstico. Operando en conjunto, tabique y vegetación aseguran la salubridad del aire que respiran los habitantes de la casa.
La pared de ladrillo se caracteriza, además de por la particular disposición de estos, por el hecho de estar construida con piezas defectuosas de diferentes tonalidades. Su colocación aleatoria da como resultado una estructura delicadamente armónica, que expresa el carácter orgánico del material y demuestra el gran potencial y la belleza que se consigue cuando se recicla con sensibilidad.
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