La casa de un arquitecto no es obra anodina. Tiene que cumplir un programa residencial y actuar, además, como un concentrado de las ideas de su dueño y creador. En ROOM Diseño, ya hemos publicado la Casa Hemeroscopium, de Antón García-Abril, que ejemplificaba el juego de equilibrios entre distintas estructuras de hormigón tan del estilo de su autor; o el piso de Héctor Ruiz-Velázquez, que supo sacarle partido a una superficie escueta multiplicando los niveles y los planos.
La View Hill House es el domicilio secundario de John Denton, socio fundador del estudio australiano Denton Corker Marshall. El arquitecto adquirió un viñedo de 32 hectáreas en 1996 en el Valle de Yarra, al sureste de Australia. Y en un promontorio instaló la vivienda constituida visualmente por dos grandes paralelepípedos metálicos cruzados.
El de abajo es un bloque de acero corten donde las ventanas se ocultan tras unas rejillas metálicas que filtran el sol y que se convierten en pérgolas cuando se levantan los días sin viento. Los extremos del volumen apuntan al norte y al sur, y allí se alojan los dos dormitorios principales, mientras que el salón y la cocina ocupan la zona central. Arriba, en la estructura forrada de aluminio negro y orientada al este y al oeste, se encuentran los despachos y otro dormitorio.
Pero por encima de su distribución interior, es en su configuración externa donde realmente sienta cátedra la View Hill House. Porque más allá de ser un espacio unifamiliar, se trata de una escultura metálica en un paisaje peinado por la producción vinícola. Es land art en medio de una naturaleza totalmente humanizada.
Desde hace algo más 40 años, Denton Corker Marshall buscan la innovación en las formas, los materiales y las posibilidades de la arquitectura. Una voluntad de experimentación que aplican especialmente a sus propuestas residenciales, que funcionan para el estudio como plataformas de exploración de ideas y nuevos postulados. En el caso de la View Hill House, hablamos de dos trazos perpendiculares que condensan, como una metáfora visual, el gusto de esta oficina australiana por los volúmenes poliédricos y sus usos inesperados.