Qué mejor oportunidad para correr riesgos que en un escenario como Milan Design Week: ese epicentro donde cada año se exhiben las novedades y tendencias que marcarán el futuro del diseño. Aprovechando este contexto, la firma USM rompió con la tradición cromática de su gama Haller, sorprendiendo a todos con una edición limitada llena de rubor rosa. Una manera de mostrarnos cómo la estética Y2K también encuentra su sitio en el mobiliario.
Una instalación en Milan Design Week
Si algo caracteriza a la Milan Design Week es su ajetreo; no solo por lo que sucede dentro del Salone del Mobile, sino por lo que la propia ciudad pone al servicio del visitante: showrooms, exhibiciones, presentaciones, conferencias, inauguraciones, fiestas… todo un sinfín de eventos que nos incitan a descubrir y a recorrer la capital del diseño sin descanso, aunque el cuerpo, muchas veces, requiera una pausa. En esa vorágine intensa de actividad, hipnotizados por la celeridad y saturados de información analógica, se echan en falta espacios que busquen propiciar la calma. Y quién iba a decirnos que la encontraríamos dentro de la tienda de bicicletas Rossingnoli: un reducto sonrosado en mitad del barrio de Brera.
Bajo la espesura de un cielo de ruedas, cadenas de cambio y algún que otro manillar, un paisaje rosa inundaba el interior gracias a la instalación modular de USM. True Pink mostraba las virtudes de ese hito, concebido entre 1962 y 1965, en el que Fritz Haller aterrizó la funcionalidad arquitectónica de un edificio. Un clásico que se ha convertido en un icono del arte y del diseño modernista, hasta el punto de ostentar un sitio entre las colecciones del MoMA de Nueva York o de conseguir que una junta esférica se erija como una seña de identidad muy codiciada. Tubos, paneles y bolas. Una suerte de elementos que USM emplea inteligentemente para montar y desmontar sus productos, permitiendo combinaciones múltiples, calidad perenne y, por supuesto, una absoluta atemporalidad.
True Pink de USM
Inserto en el local de Rossingnoli, los conjuntos modulares de USM dejaban a un lado las 14 tonalidades tradicionales para lanzar una declaración de amor hacia el rosa. Sin caprichos ni arbitrariedades. La acción de la marca ha buscado expresar la importancia que el cromatismo posee en el terreno del diseño y cómo este puede llegar a influir en nuestro estado y percepción. Con el vaivén inexorable de la feria milanesa, esta gama ayuda a fomentar la calidez, el optimismo y la alegría, un equilibrio más que necesario para afrontar la jornada con las pilas al máximo.
Planteado para ser un entorno de confort ajeno al bullicio externo, los componentes de True Pink han revestido las paredes —llenando huecos vacíos— y también se han alzado en mitad del negocio, generando dos pasillos por los que deambular y cotillear los ejemplares de la revista Monocle. Esta colección limitada de USM consta de 2022 piezas repartidas en unidades de almacenamiento, estanterías, un escritorio y un carrito bar.
Todo rosado y metal. Un testimonio de que la popularidad de este color va en aumento desde su punto álgido en aquellos años 2000 llenos de esperanza. Una línea estética que parece venir para quedarse y que USM demuestra que también tiene sitio en el mundo del mueble. No lo dudes, pink is the new black.
No te pierdas toda la última edición de la Milan Design Week 2022.