Roland Snooks ha desarrollado En la RMIT University de Melbourne una innovadora técnica de impresión 3D a gran escala. Gracias a ella, produce grandes muros impresos con polímero, paramétricamente diseñados, que son al mismo tiempo decoración y estructura y que permiten el paso de la luz, además de cumplir las normativas de construcción y seguridad frente a incendios de Australia.
La inspiración matemática de Roland Snooks
Desde Melbourne y para todo el planeta, Roland Snooks y su pequeño equipo de trabajo programan sin tregua algoritmos con dos metas claras. Por un lado, decodificar los procesos que modelan la complejidad de la sociedad y la naturaleza contemporáneas. Y por otro, explorar esta relación a través de sus propias creaciones. De modo que, una vez que dichos procedimientos son identificados, se implementan las instrucciones para la concepción de formas muy intrincadas, materializadas bajo las categorías de objetos, instalaciones, arte público o propuestas arquitectónicas.
Comparte Roland Snooks una plataforma especulativa con Robert Stuart-Smith llamada Kokkugia. De sus aproximaciones matemáticas a la autoorganización espacial y la conexión entre comportamientos robóticos y algorítmicos surge Brass Swarm, una pieza bellísima donde la tectónica emerge por los vínculos entre agentes paramétricos en acción. Un enjambre múltiple que se ordena en complicadas redes ornamentales y estructurales.
En la RMIT University de Melbourne ha desarrollado una innovadora técnica de impresión 3D para la arquitectura a gran escala. Gracias a ella, produce grandes muros impresos con polímero, paramétricamente diseñados, que son al mismo tiempo decoración y estructura y que permiten el paso de la luz, además de cumplir las normativas de construcción y seguridad frente a incendios de Australia.
la impresión 3D que puede cambiar la arquitectura
Estas paredes se han utilizado en propuestas como las aulas para la misma RMIT University y en una sala de reuniones, SensiLab Studio, en la Monash University. Pero también han servido para hacer realidad un proyecto que es pura poesía, Floe: una instalación arquitectónica que da respuesta a una obra sonora de Philip Samartzis, quien grabó gran cantidad de sonidos distintos en la Antártida para mostrar su mutabilidad en el espacio y el tiempo. Floe los decodifica y los convierte en 70 paneles translúcidos superpuestos que capturan el espíritu del continente austral.
En su afán por entender el mundo, Snooks se ayuda de los algoritmos para replantearse categorías. Así, con el Babiy Yar Memorial (2010) se propuso dar la vuelta al concepto de monumento, que pasa de ser un objeto a ser un lugar: un monolito de piedra y bronce que demuestra que los trabajos más teóricos de Snooks son una ventana —al futuro más inmediato y al presente más valiente— que conviene dejar bien abierta.
Recientemente, la editorial Actar ha publicado Behavioral Formation, un libro que indaga en los planteamientos de su trabajo.