La habitual osadía e inventiva de los diseños para casas residenciales en Japón constituye una prodigiosa singularidad: un rasgo idiosincrático que, como tantos aspectos característicos de su cultura, surge de la conjunción entre vanguardia y tradición.
La obligatoriedad de cumplir las normativas, la reducida disponibilidad de espacio, el presupuesto y las peticiones de los futuros usuarios son estímulos para los arquitectos, que no solo ofrecen obras interesantes, sino también ejercicios donde se concretan reflexiones en torno a cuestiones prácticas del habitar contemporáneo.
Resolver la convivencia de dos familias de generaciones diferentes bajo un mismo techo es el factor a partir del cual el arquitecto y diseñador Oki Sato ha planteado esta vivienda, donde una gran escalera es el elemento protagonista y vertebrador.
Sato, creador del famosísimo estudio Nendo, ha partido de un volumen cúbico en cuyo frente ha abierto una fachada acristalada, que permite una gran entrada de luz natural. La escalinata, rotunda y escultórica, conecta los niveles interiores y, a la vez, se expande en una transición ininterrumpida hacia el exterior. Sin olvidar que incrementa su funcionalidad al servir también como estructura que alberga los cuartos de baño.
La familia de ancianos ocupa el primer piso y la familia joven —una pareja con un hijo— ocupan el segundo y el tercero. Los peldaños evitan una división cerrada entre las áreas propias de cada una, haciendo así de la casa un entorno compartido donde todos sus habitantes se sienten vinculados y protegidos entre sí. Simbólicamente, cuando los escalones desembocan en el jardín, lo señalan también como otro lugar compartido por todos.
El otro extremo de la escalera, el que arranca en la parte superior, se propone como un invernadero semiabierto que se convierte en otra zona común, también pensada para que los ocho gatos que viven allí tengan a su disposición un buen lugar donde acomodarse y dejarse calentar por el sol.
La palabra nendo significa “arcilla” en japonés. Sato explica que escogió esa palabra para dar nombre a su estudio por las connotaciones de libertad y flexibilidad que dicho material posee. Unas cualidades que el mundo actual, que debe modificarse cada vez con mayor rapidez, necesita. Aunar función y diversión es uno de los principios de su trabajo, una filosofía que en este proyecto se materializa en la creación de un espacio doméstico que logra el equilibrio entre privacidad y comunidad, que ofrece calidez, bienestar y afecto a sus ocupantes, y que responde a la creciente tendencia japonesa de convivencia intergeneracional.
Ahora que la pandemia ha puesto trágicamente de manifiesto la vulnerabilidad de las personas mayores, esta propuesta puede ser un más que interesante referente a la hora de definir soluciones domésticas cuya originalidad redunde en construir con mayor sensibilidad y responsabilidad hacia las personas.