El río Huangpu dibuja una línea de 400 metros de ancho que parte Shanghái en dos mitades. De ella surgen una serie de canales que distribuyen el agua por varios de sus distritos y que subdividen la red urbana en más y más zonas. Spark Architects ha querido aliviar esta desconexión con una intervención que, a través de varias pasarelas, permita coser una de estas brechas y a la vez responder a esta pregunta: ¿Pueden las ciudades volver a entenderse de nuevo con sus ríos?
El río Huangpu dibuja una línea de 400 metros de ancho que parte Shanghái en dos mitades. De ella surgen una serie de canales que distribuyen el agua por varios de sus distritos y que subdividen la red urbana en más y más zonas. Spark Architects ha querido aliviar esta desconexión con una intervención que, a través de varias pasarelas, permita coser una de estas brechas y a la vez responder a esta pregunta: ¿Pueden las ciudades volver a entenderse de nuevo con sus ríos?
La relación de las poblaciones con sus cauces fluviales ha ido cambiando desde el momento en el que los recursos que consumen sus barrios se producen, se cultivan o se fabrican —en el mejor de los casos— en las periferias. Los ríos han pasado a ser un problema —un corte en la trama urbana— similar a las infraestructuras ferroviarias o a las autopistas de circunvalación, que quedan absorbidas por el crecimiento de los centros históricos. No obstante, si se resuelve correctamente, es posible aportar soluciones útiles.
La táctica que Spark Architects ha planteado para el distrito de Minhang parece la más lógica. Un trazado longitudinal de agua se puede acompañar fácilmente de un parque lineal que cruce de una orilla a otra para facilitar la continuidad necesaria. Para ello, los arquitectos han concebido un elemento reconocible —pintado de rojo— que se va deformando para convertirse en pasarelas que van de lado a lado, en una senda donde brotan pequeñas islas verdes o en un área que se libera y se ensancha para albergar espacios de descanso.
El proyecto apuesta por un lenguaje arquitectónico propio con el que mostrar un entorno ambiciosamente pintoresco. Sin embargo, se echa en falta cierta sensibilidad paisajística a la hora de gestionar la relación con el río. Da la impresión de que la vegetación de ribera queda incorporada en el diseño, pero el canal se sigue tratando como una barrera que hace falta salvar a toda costa.
Las pasarelas de Minhang mantienen bien marcados los límites entre el agua y la ciudad y no se atreven a desdibujarlos para aprovecharse de esas situaciones —zonas de crecidas, flora estacional— que no se dan en otros contextos donde no existe esta presencia de agua. A pesar de sus buenas intenciones, la estrategia creativa de Spark Architects intenta camuflar el río, que seguirá siendo un extraño.