SO–IL diseña Duravcevic – Ben Ari House. Un idílico refugio en la naturaleza

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Lejos del centro neurálgico neoyorquino, al final de una carretera sinuosa que recorre las ocho hectáreas de la propiedad y mira de reojo al estrecho de Long Island, hay un discreto claro en un bosque. En él, se erige una casa en la que se recuperan conceptos clásicos del diseño arquitectónico: un refugio en la naturaleza dílico.

SO–IL. Refugio en la naturaleza

Dejando a un lado los templos bizantinos, el siguiente gran ejemplo de construcción con planta de cruz griega —o lo que es lo mismo, cuatro volúmenes rectangulares de igual tamaño que se unen en un centro común— es la Villa Rotonda de Palladio, en Vicenza. Sin embargo, mientras que en ésta el área principal quedaba situada en el encuentro de los ejes y dejaba los cuatro extremos como entradas y salidas, en la Duravcevic – Ben Ari House de SO–IL, la vida se concentra en cada ala y recurre al centro solo como punto de reunión. Villa Rotonda marcaba ese núcleo con una majestuosa cúpula; esta residencia neoyorquina, en cambio, convierte lo cóncavo en convexo, cediendo terreno al paisaje con una terraza a cielo abierto.

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Refugio en la naturaleza
SO–IL.  Duravcevic - Ben Ari House

Pero si hay algo que la Rotonda ya estudiaba y que la Duravcevic – Ben Ari House maximiza, es el diálogo que establece el interior con el exterior y que nos recuerda a la transparencia de la casa Farnsworth de Mies van der Rohe. La perfilería de aluminio enmarca los grandes ventanales, eliminando la opacidad de la pared y extendiendo el espacio de dormitorios y salones. Las estancias se hacen infinitas, y sus límites son árboles, colinas y aguas que rodean la vivienda.

Refugio en la naturaleza

Pero si hay algo que Villa Rotonda ya estudiaba y que la Duravcevic – Ben Ari House maximiza, es el diálogo que establece el interior con el exterior y que nos recuerda a la transparencia de la casa Farnsworth de Mies van der Rohe.

SO–IL.  Duravcevic - Ben Ari House

Los cuatro pabellones no son fortuitos. La tradicional diferenciación entre lo público y lo privado coge forma y volumen y se reparte cada uno de los laterales. Los dormitorios se adentran en el bosque buscando la intimidad y la protección. Las zonas comunes, como la cocina o el salón, se abren hacia el campo, arropadas bajo un porche que une con una curva dos de las naves y rompe la simetría de la planta.

Refugio en la naturaleza
SO–IL.  Duravcevic - Ben Ari House

Las dobles alturas, los materiales sencillos —como el hormigón y el acero corrugado— o la cubierta metálica con junta alzada son solo otros de los asuntos propios del diseño contemporáneo que resalta SO–IL. Pero si hay un elemento protagonista que establece la conversación entre lo arquitectónico y la naturaleza es la pasarela, que recorre el perímetro del edificio y que recibe en japonés el nombre de engawa. Un paseo que permite disfrutar de todas las perspectivas extramuros y que desvela, al mismo tiempo, fragmentos de la vida doméstica. Un respiro del mundanal ruido y del ajetreo de la ciudad que nos pregunta: ¿por qué conformarse con una vista panorámica cuando puedes disfrutar de todos sus ángulos?

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