La obra de Catie Newell reflexiona a menudo sobre la luz y la oscuridad como habitantes del espacio. En Secret Sky, el cielo penetra en la arquitectura a través de la oquedad, y los visitantes pueden experimentar físicamente ese hecho, tanto al mirarlo frontalmente como al rodearlo o al caminar a lo largo de la fisura.
La reinvención del espacio arquitectónico de Catie Newell
La Great Port Austin Art and Placemaking es una organización sin ánimo de lucro que mantiene un programa para conservar los imponentes y característicos graneros con cubierta en forma de artesa que salpican las inmensas planicies de esta área rural de Michigan. Una vez que ya han dejado de ser necesarios para albergar ganado y almacenar utilería, han sido en buena parte abandonados; pero gracias a esta iniciativa, la artista y arquitecta Catie Newell y su Alibi Studio realizaron con sus propias manos esta conmovedora y exquisita intervención en Hume, concibiendo la construcción como una suerte de ready-made delicadamente rectificado.
La decisión crucial consistió en practicar un corte en una de las esquinas, una “maniobra de sustracción”—como la llama Newell— que extrajo un estrecho fragmento triangular desde el testero oriental, justo bajo el ángulo de una de las vertientes de la cubierta, abriéndolo con progresiva levedad hacia la fachada norte. Los laterales de la abertura se forraron con madera de otro granero cercano abatido por una tormenta, de modo que, como subraya la autora, se salvaron dos reliquias en la misma operación.
Secret Sky. Un agujero de luz y oscuridad
La obra de Catie Newell reflexiona a menudo sobre la luz y la oscuridad como habitantes del espacio. Aquí, el cielo penetra en la arquitectura a través de la oquedad, y los visitantes pueden experimentar físicamente ese hecho, tanto al mirarlo frontalmente como al rodearlo o al caminar a lo largo de la fisura, traspasando la masa compacta sin perder de vista el cielo sobre sus cabezas a la vez que aprecian la textura y el olor del revestimiento de madera. Atravesar un edificio sin adentrarse en él.
El corte implica cierta conversión relativamente compleja de la estructura, y el interior—cuidadosamente consolidado— se equipa con iluminación, un panel solar y un sensor que activa la luz en un momento determinado del crepúsculo, de manera que lo que de día es un volumen macizo, de noche se convierte en una gran linterna traslúcida que redibuja la oscuridad de los campos circundantes. La intensidad emotiva de este tan sencillo como elaborado poema visual tiene algo de la calma reparadora y oxigenada de la música de Pat Metheny y, al mismo tiempo, suscita pensamientos cruzados sobre la reutilización de los materiales, su potencia evocadora y las insólitas posibilidades de preservar las reconfortantes imágenes tradicionales sin renunciar a transformarlas en algo enteramente nuevo.
De un modo aproximado, Sarah Oppenheimer también juega con la dualidad arquitectónica creando grietas en el interior de los edificios.
En Hume, Michigan, EEUU.
Es una artista y arquitectura fundadora de Alibi Studio.