En la pasada Semana de la Moda de Milán se presentaba la colaboración de Richard Quinn con la marca italiana de lujo Moncler. El londinense es el primero de los doce creadores partícipes del programa Genius, un plan configurado por la firma que pone en valor la relación entre consumidores, diseñadores y marcas.
Corto pero intenso
Con tan solo 29 años, la trayectoria de Richard Quinn ha sido -y es- meteórica. Tras estudiar con una beca en la reconocida Central Saint Martins de Londres y hacer un máster especializado en estampados, funda su propia empresa con la que logra posicionarse como una promesa incuestionable de la moda británica.
Es posible que el caso de este joven nos recuerde el recorrido que hizo – prácticamente de manera paralela – el talentoso Palomo Spain. Curiosamente ambos comienzan a estar latentes en el mundo de la moda una vez que empiezan a circular por la escuela de arte de la capital inglesa. A pesar de que cada uno juega con su propio universo, los dos viven y trabajan desde sus ciudades natales, las cuales son unas referencias constantes y gran fuente de inspiración en sus carreras.
Con una propuesta artesanal, ostentosa, llamativa, de amplia paleta de color, una larga lista de estampados y un respeto mayúsculo por la alta costura, Quinn tiene la fórmula perfecta para llamar la atención de un Moncler que buscaba reinventarse.
Richard Quinn x Moncler
Desde hace unos años, las colaboraciones entre marcas con artistas y diseñadores se han vuelto cada vez más frecuentes. Las empresas buscan mayor visibilidad y aceptación de los consumidores a través de proyectos donde el público es capaz de empatizar con el estilo concreto de alguien que ya conoce.
El londinense deja ver en esta colección cápsula su refinado gusto por la alta costura y la confección manual. Chaquetas, vestidos, plumíferos, bolsas, bolsos y botas son las piezas que protagonizan una serie donde los años sesenta y los estampados de flores y animales son el leitmotiv del proyecto.
El resultado sitúa el producto en la exagerada, opulenta y maximalista estética camp. Coloca el surrealismo y el kitsch en un mismo plano aplicándolos a bordados y a formas esbeltas pertenecientes más bien a cortes clásicos. De esta manera, podríamos afirmar que el director creativo de Valentino, Piepaolo Picciolo, y Quinn, comparten gustos parecidos en sus imaginarios aunque no es esta la comparación más acertada. Sin duda, el Gucci de Alessandro Michele, juguetón, rebelde y de impacto, son parámetros que también emplea el joven en todo lo que hace.
Los referentes que necesitamos
Richard Quinn ha demostrado en tan solo unos años que el trabajo duro es la puerta que abre muchas otras, y que la constancia y la confianza en uno mismo son buenas aliadas para conseguir metas. El británico ha sido valiente y parece no tener dudas en cada paso que avanza: sabe lo que hace y ha llegado a la moda para quedarse.
A pesar de su edad, las decisiones que ha tomado a lo largo de los últimos años le han convertido en alguien con un papel fundamental en el presente. Quinn ha sido valiente y atrevido, y ha demostrado respeto, pasión e ilusión por la labor que desempeña. Es por eso que son estas las historias que debemos enseñar y tomar como ejemplo, porque son motivadoras, esperanzadoras e ilusionantes a partes iguales.
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