“Todo es unisex” propagaba la fiebre reinante en los años 90. Mentira cochina. Sencillamente las prendas masculinas se adaptaron a la morfología femenina, cosa que ya se había hecho antes pero no entraré en una guerra de fechas con los estudiosos de la Moda, pues poco añade este debate al artículo. Lo cierto es que hoy sí podemos hablar realmente de prendas morfológicamente unisex de patronaje único. Rad Hourani probablemente sea una de las voces que más alto habla sobre esta tendencia consistente en unificar siluetas para ambos sexos en una sola pieza. Y lo hace bien, muy bien, la Cámara Sindical de la Alta Costura de París, que no invita a cualquier niñato a pasear sus enrevesadas propuestas.
Rad debutó en la más inaccesible semana de la moda en julio de 2013 con una colección en la que quiso rizar el rizo. No contento con superar la complejidad que supone crear prendas igualmente válidas desde el punto de vista estético como indumentario para hombres y mujeres, dio una vuelta de tuerca a la utilidad de los abrigos y los convirtió en exitosas mochilas. Ha vuelto a repetir esta obsesión por la multifuncionalidad en posteriores temporadas de Prêt-à-Porter.
Rad Hourani se aleja del tópico de diseñador árabe edificado por los brillos de Eliee Saab y Zuhair Murad, tal vez porque a los 16 años se mudó con su familia de Jordania a Canadá donde ejerció de estilista y modelo. Tal vez. Y lo cierto es que sus colecciones RAD 7 y RAD by Rad Hourani no se bautizan con previsibles y poéticos nombres de Las mil y una noches, le basta con una almohadilla y un número para nombrarlas: #1, #2… Su paleta se compone de negro opaco y blanco hielo, aunque en cada colección concede un pequeño lugar a otro tono: grises deslucidos, granate lavado o azul noche.
Rad no es un diseñador al uso. En 2005 comenzó con sus colecciones unisex en París por un sentimiento intrínseco alejado de las influencias de profesores, movimientos culturales o sociales. Nunca inicia su proceso creativo dibujando ropa real: crea formas arquitectónicas y líneas que convierte posteriormente en patrones para seres asexuados. No cabe duda de que ha creado un nuevo idioma, uno propio y rico, pero Rad se enfrenta a muchos retos, uno fundamental: dar continuidad casi exigida a sus colecciones unisex de forma natural sin caer en el transformismo. Difícil, no imposible.
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