El Matadero ha acogido este caluroso verano la exposición Producto Fresco, concebida por DIMAD e Ideas Republic. En esta muestra, donde las lámparas y el mobiliario han hecho su agosto, participan más de treinta diseñadores y estudios, futuro y presente del diseño en Madrid.
Nada viaja más rápido que la luz, salvo la creatividad, y además ilumina el doble.
Junto a nombres como Pedro Feduchi, díez+díez diseño, Paredes Pino, Stone Designs o Paloma Cañizares, comenzamos el viaje con Mónica Thurne y su Y-lamp, este pequeño juego de composición con alma de flexo. Un pequeño carril permite la extracción del cable, y el diseño en Y posibilita variar la dirección de la tulipa y focalizar la luz en el punto requerido, creando un pequeño abanico de posibilidades que nos recuerdan a un joven árbol. Es, en definitiva, una pieza llamativa por su sencillez, atractivo y funcionalidad.
El despunte y la gran ascensión profesional corren a cargo de Álvaro Catalán de Ocón. Se formó en dos de las escuelas más prestigiosas de Milán y Londres, y es ya uno de los más importantes diseñadores madrileños, que recibe premios de diseño allá donde expone, desde Milán a Tokio. Sus lámparas son un producto obligatorio en cualquier exposición, feria, galería y tienda. Su colección Candil nos muestra la sencillez y el brillante resultado del que todos se hacen eco. En ella ha utilizado tres materiales: latón, cobre y madera (los dos primeros son los conductores; el tercero, el aislante). Como toda gran obra, tiene planteamiento nudo y desenlace: se concibió en Tokio, se desarrolló en Madrid y se expuso en Milán.
La experiencia llega de manos de Marre Moerel. La holandesa, afincada en Madrid, tiene toda una trayectoria profesional a sus espaldas: Londres, NY y Milán son sus ciudades de formación y explosión; Madrid, su nuevo hogar. Sus lámparas de cerámica son comercializadas por Cappellini Celda, Ozone y WilsonArt, entre otros, y no dejan indiferentes a nadie. Siempre apuesta por elementos orgánicos, y aprovecha sus formas para crear un mundo de fragilidad y elegancia. Su nueva apuesta, una serie de productos con aspecto de órganos humanos y comida comestibles, busca sin duda llamar atención del usuario, ¡y vaya si lo hace! La suya es, posiblemente, la obra más comentada de la exposición.
Naturalmente natural
Cerámica, madera, latón y muchas especias, son los ingredientes de Masale, el último proyecto de Miriam Tochijara. Esta mexicana con raíces japonesas se formó en Madrid, donde ha dejado su huella. Masale es un especiero con carácter propio, en el que cada especia queda oculta dentro de su recipiente de cerámica ¿La clave? Un color para cada sabor; y es que para gustos, colores.
Cizkas Dalmas son la voz del estilo. Estos italianos residentes en la capital acaban de lanzar su segunda colección después del increíble éxito de La Clínica, su trabajo de presentación. Muebles de madera lacados en blanco, patas largas y estilizadas, un sentido propio de la proporción y un toque nostálgico son algunas de sus claves. Diseñadores, profesores y profesionales, todo un mundo recorrido y aún no pasan de la treintena. Alberto y Andrea son de los pocos diseñadores industriales que se atreven con Madrid, una ciudad que da muy pocas opciones al mundo del diseño y que ellos saben muy bien cómo aprovechar.
Serrano Bulnes nos ofrece TreeTable, una mesa de café con unas raíces muy sólidas. “Vuelvo a tener en mente ese entramado de los árboles dónde las ramas se tocan y se unen unas con otras, hermanándose en una sola unión”. Con esta carta de presentación lanza en 2012 la mesa baja de salón Mad Lab, en la que las patas de madera entrelazadas soportan un vidrio trasparente, lo que supone una vuelta a lo clásico.
Madrid, ¿capital del diseño?
Madrid despierta, abre los ojos y tiende sus brazos al diseño; son sólo las primeras horas del día, todavía queda un largo camino por andar, pero Producto Fresco es sin duda un comienzo positivo. Gracias a instituciones como DIMAD y Matadero podemos disfrutar del buen producto ideado y concebido sobre las calles de esta ciudad; un producto que hasta hace poco estaba obligado a cruzar fronteras para recibir algo de reconocimiento. Esta muestra es sólo un atisbo de lo que hay que conseguir. Ciudades como Milán, Londres o Copenhague son referentes en el mundo del diseño y ofrecen un gran abanico de eventos y ferias, que son visitadas por miles de personas de todo el mundo. Hasta hace unos años Madrid sufría el ya conocido mal de “la fuga de cerebros”, pero poco a poco va encontrando su cura. Cada vez son más los estudios que se asientan en la capital; las empresas empiezan a entender que la parte creativa es tan importante o más que la propia producción; el Estado amplía sus planes de estudio, y el diseño se abre paso en la enseñanza con los mismos créditos que las ciencias y las letras.
Lenta, pero decididamente, el diseño amenaza con colarse en la rutina de una ciudad muy abierta al arte, con grandes museos e innumerables visitantes, aunque todavía habrá que esperar para que Madrid y diseño se conviertan en una pareja consumada. Y es que, como todos sabemos, detrás de un gran producto hay muchas horas de bocetos.