El arte de The King of Tiébélé corresponde a todas las épocas y a ninguna. Lionel Jadot construye esta silla funcional atribuible al mismo Diógenes, y la alza como un objeto ecléctico inconfundible: asiento de muelles enfundados del taller de su abuelo, respaldo de una motocicleta tejida con dibujos propios de Tiébélé, reposacabezas rebosante de espuma de poliuretano y estilo montañés, típico de los trenes eléctricos… Todos los restos de materiales suman para convertirse en una obra de nacionalidad múltiple y en un buen ejemplo del no tirar nada. Viajar es la herramienta del proceso creativo, mientras que recopilar y recomponer es la estrategia artística. Jadot lo deja claro: todo pertenece a la misma era en su silla acumulativa de estética errante.
