Pabellón Deportivo en Ripoll

ESTUDIO

Propuesta ganadora —en colaboración con Sergi Serrat— para construir los nuevos vestuarios y una sala multiusos de un centro deportivo en Ripoll, un pequeño pueblo de Cataluña rodeado de montañas. El complejo ya tenía un carácter distintivo, definido por las gradas, el bar y otras dos construcciones que enmarcan el campo de fútbol.

Un nuevo edificio para reforzar un conjunto existente y su carácter local

Nuestra intención no era introducir una pieza ajena a este conjunto, sino sumar un edificio que reforzara su identidad y se integrara con la arquitectura cotidiana del entorno.

 

Una de las referencias más directas fue un edificio bajo, situado en el lado opuesto de la cancha, construido en ladrillo y con una cubierta a dos aguas. Observar cómo los chicos cruzaban bajo su alero para refugiarse de la lluvia nos ayudó a entender cómo debía funcionar el nuevo edificio: no solo resolver un programa, sino ofrecer una infraestructura útil, protectora y bien situada dentro del movimiento natural del lugar.

Todo el nuevo volumen se reviste con rasilla cerámica, lo que permite modular la envolvente y obtener una imagen uniforme y sobria. Esta elección no solo dialoga con la materialidad predominante del complejo, sino también con la tradición constructiva de Ripoll y con las soluciones económicas y robustas que buscábamos desde el inicio.

Diseñar y optimizar

La optimización fue un aspecto central del proyecto. Las restricciones presupuestarias iniciales, acentuadas después por la inestabilidad de precios y recursos en la pospandemia, nos obligaron a pensar en un edificio basado en la repetición, la eficiencia material y técnicas de construcción conocidas por los equipos locales. La búsqueda de economía coincidió con el deseo de minimizar residuos y simplificar la puesta en obra.

 

Siguiendo la proporción horizontal del edificio de ladrillo preexistente, dibujamos una planta larga dividida en dos volúmenes. Bajo la cubierta a dos aguas se disponen los vestuarios y las salas de entrenadores, con accesos desde ambos lados del edificio. Hacia el extremo opuesto, la cubierta crece en altura para transformarse en una pendiente única que aloja la sala multiusos, un espacio mayor y más flexible. Los dobles corredores exteriores permiten una circulación perimetral protegida bajo un amplio alero, reforzando la idea de refugio y continuidad.

 

 

En los vestidores, la estructura combina cerchas de madera apoyadas en muros de ladrillo en el sector de vestuarios, mientras que en la sala multiusos incorporamos tensores de acero para mitigar cargas de viento y reducir la sección de las columnas, disminuyendo el coste sin comprometer estabilidad. Entre ambos volúmenes aparece un espacio semicubierto que funciona como acceso sombreado al campo de fútbol, un lugar de encuentro y transición.

El proyecto obtuvo este año el Premio de Arquitectura de la Comarca de Girona.

 

Estudio
MH.AP

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