Suavizar la vuelta al trabajo mitigando el estrés post-confinamiento, recuperar la máxima superficie útil, y favorecer el trabajo de grupo preservando la privacidad de las personas. Estas, las prerrogativas del proyecto.
Para lograrlo, se reorganiza la circulación valorizando el espacio diáfano que se enmarca, con diferentes recursos, en zonas funcionales bien definidas. Dos de ellas son los nuevos espacios de socialización, que se materializan en zonas deliberadamente diferenciadas resolviendo necesidades similares pero diversas.
«La piazza», zona de bienvenida a trabajadores y visitantes, conforma un área común e informal que favorece la comunicación y la interacción fomentando el enriquecimiento personal y el intercambio de experiencias. Esta zona de transición, acerca la naturaleza al interior invitando a dar un paso hacia una oficina sostenible y un ambiente apaciguado. Además, al no disponer de ventanas que abran hacia el exterior, las plantas ayudan a proporcionar humedad y reducir la temperatura de la sala.
La cafetería, celebración del rito de la comensalidad, está equipada con hornos y neveras para promover el «slow food» y una dieta sana y equilibrada. Este espacio brinda la posibilidad de conocerse a fondo, estrechar lazos y fomentar la cooperación entre trabajadores.
El resto de la sala principal se coloniza con pequeñas islas de trabajo. Cada una de ella goza de una zona resguardada e intima constituida por una estructura de fresno recubierta por una triple capa textil que proporciona una fono-absorción óptima. Estas bóvedas acústicas, evocan un celaje de suaves nubes de lana atravesadas por dorados rayos de sol, e introducen color en un espacio que por sus cerramientos de policarbonato no goza de vistas al paisaje exterior.
- Estudio
- GAP Interiorismo