Ubicado al oeste, en una de las zonas con las mejores vistas de la ciudad de Palma de Mallorca, y a unos 300 metros de la playa Cala Major, se haya el edificio residencial Mirador (MRA Apartments), un bloque compuesto de 7 viviendas.

El diseño elegido procura aprovechar al máximo las vistas que ofrece el emplazamiento de esta parcela. Gracias a la pendiente propia del terreno, en lo alto del barrio de Cala Major, se consiguen unas vistas claras y sin interrupción a la costa mallorquina.

El edificio se implanta en una parcela con una pendiente muy marcada. Por un lado, las restricciones propias de la normativa de construcción, y por otro, las demandas del cliente han resultado en una construcción vertical y contundente, de 7 residencias que se apilan unas sobre otras.

La arquitectura se arma de dos volúmenes, pretende ser una contraposición entre lo tradicional y lo moderno, lo ligero y lo pesado, a su vez que refuerza el concepto de “faro” desarrollado en el edificio.

Las plantas inferiores, de volumetría compacta, representan la torre de este faro. La materialidad, hace eco de la utilizada en los bancales tradicionales mallorquines, propios de las construcciones en terrenos con pendiente de las Islas Baleares, es un gran “marge” realizado con gaviones de piedra Santanyi, un tipo de piedra arenisca típico de la isla de Mallorca. Con la intención de reforzar este concepto, se desplazan los volúmenes intermedios generando jardines y zonas exteriores para las viviendas que se encuentra allí, a su vez que actúan como una extensión del entorno natural circundante y se funden en el contexto.

En contraposición, las plantas superiores realizadas en metal y vidrio laminado representan la linterna de este mirador y la parte moderna de estos dos volúmenes. Con materiales que recuerdan una arquitectura etérea, ligera y translúcida, el diseño se desarrolla para agotar al máximo la superficie disponible de los pisos superiores y abrir las viviendas a las vistas que ofrece. Con cristaleras que van desde el techo al suelo, no se perciben fronteras entre el interior y el exterior de estas viviendas; como la linterna de un faro, los muros de cristal permiten un aprovechamiento privilegiado de la luz natural, así como unas impresionantes vistas.

Todas las áreas exteriores asociadas a cada vivienda están dotadas de jardines y piscinas, que mejoran la calidad de las vistas y acentúan la intimidad y la independencia de sus usuarios.

La fachada principal y la posterior, son dos contrastes al igual que la idea general de este diseño. Por un lado, la parte trasera del edificio, donde se encuentran las zonas privadas de cada vivienda, ofrece huecos pequeños hacia las vistas menos privilegiadas del barrio que permiten la entrada suficiente de luz y ventilación pero que no atentan contra la privacidad de los usuarios. En contraposición, la fachada principal, orientada al sur y donde se hayan las zonas públicas y de ocio, ofrece una completa apertura hacia el mar mediterráneo.

Estudio
GRAS Reynés Arquitectos

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