Se acerca la fecha más romántica del año, en la que regalar flores, bombones y perfumes. Pero, ¿y si este año elegimos una experiencia diferente?, ¿un proyecto en común, como la “crianza” en pareja de una pequeña planta a la que ver crecer juntos?
Miniplanta propone plantas que se encuentran en proceso de desarrollo, listas para crecer con sus nuevos dueños, pero que no son un tipo de planta en sí, ni tampoco un esqueje. Son plantas muy jóvenes, que requieren un cuidado y mimo especial.
“Queremos que entiendas a tu planta y vivas con ella un montón de procesos, tanto malos como buenos.Algo que verdaderamente se consigue cuando cuesta un trabajo y un tiempo. Sacar adelante una planta pequeña es más difícil que una grande, por supuesto, pero la satisfacción de hacerla crecer y ser consciente de ello no tiene precio.” Victor Rodado, cofundador de Miniplanta
El packaging sostenible, recurre a envases elaborados a partir de botellas de plástico recicladas, con aperturas laterales para que las Miniplantas respiren; y transparentes para que reciban el máximo posible de luz.
Miniplantas trabaja directamente con el productor de plantas, sin intermediarios. Para evitar precios altos y emisiones innecesarias.
¿Qué es Miniplanta y qué ofrecéis a vuestros clientes?
MINI PLANTA es una tienda online que vende plantas en sus primeros meses de vida, con la intención de que aprendas de tu planta durante todo el proceso de crecimiento y seas partícipe de su desarrollo.
¿Cómo surgió el proyecto?
El proyecto surgió en plena pandemia, cuando estuvimos confinados en casa. Yo venía de tener otro proyecto totalmente diferente y cuando nos confinaron lo paralicé, ya que fueron momentos de muchas dudas, de no ser qué iba a pasar… y se empezó a reflejar en las ventas. Así que decidí parar y pensar. Y de esta reflexión nació el proyecto, que lanzamos en apenas un mes de trabajo
¿Cómo fueron los comienzos y qué barreras os encontrastéis a la hora de emprender?
Los comienzos siempre son un poco a ciegas y sin expectativas. Y eso está bien, ya que al principio no sabes cómo va a funcionar y las primeras ventas siempre son un logro. Lo difícil viene después.
En nuestro caso, la logística es lo más complicado, ya que enviamos seres vivos que son muy delicados y que, al final, también hay que mantener hasta que los envías.
Al principio de todo, mi casa se convirtió en el centro logístico literal.
Llené una habitación con estanterías y plantas, y desde allí, con la ayuda de mi novio, comenzamos a mandar pedidos. Fue una auténtica locura, sobre todo porque no teníamos otra manera de gestionarlo debido a la cuarentena, y también porque empezamos a tener mucho volumen de pedidos muy pronto.
En apenas dos meses ya estábamos sacando 80 pedidos al día. Y claro, eso, en una casa, se convirtió en todo un reto.
¿Ha cambiado mucho el proyecto desde entonces? ¿Cómo es ahora Mini Planta?
Sin duda. El primer cambio importante fue llevarnos la logística a Galicia, una nave donde podíamos trabajar y crecer.
Estuvimos casi un año así, pero finalmente decidimos traer de nuevo la empresa a Madrid, ya que nos dimos cuenta de que el estar todos el equipo juntos nos ayudaba bastante a la hora de gestionar el proyecto.
Y aquí estamos, justo un año después, con tres mudanzas, más de 34.000 plantas vendidas y más de 10.300 pedidos.
¡Ni en nuestros mejores sueños hubiéramos pensado conseguir esto en un año!
¿Cuál es el producto estrella?
Sin duda la pelea está entre la Ceropegia Woodii y la Monstera Adansonii. Ambas son los best sellers de nuestra tienda.
¿Cuál sería el sello de distinción de Mini Planta? Ese que hace que os elijan frente a otros competidores.
Haber enfocado el proyecto no tanto como una simple página de venta de plantas, sino como algo con una filosofía diferente, con un propósito. Nuestro propósito va muy alineado a nuestros productos, que también de por sí ya son distintivos, al ser plantas pequeñas.
En este caso es lo que contaba al principio: queremos que la gente entienda las plantas como algo que participa de tu entorno y tu día a día, y no como un mero objeto de decoración, que aunque sabemos que también es importante, no es primordial.
Que entiendas a tu planta y vivas con ella un montón de procesos, tanto malos como buenos. Y yo creo que eso verdaderamente se consigue cuando cuesta. Y sacar adelante una planta pequeña es más difícil que una grande, por supuesto, pero la satisfacción de hacerla crecer y ser consciente de ello no tiene precio.
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