En el corazón de Rávena, una ciudad impregnada de historia y arte, el estudio Giovanni Mecozzi Architetti ha llevado a cabo un proyecto residencial que representa una delicada y brillante operación de diálogo entre la arquitectura histórica y las exigencias de la vida contemporánea.
Proyecto de Giovanni Mecozzi Architetti en Rávena, Italia
El proyecto, llamado Gironda, se sitúa en el piano nobile de Casa Guaccimanni, una residencia renacentista ubicada a pocos pasos de la céntrica Piazza del Popolo, y ofrece una reinterpretación radical pero respetuosa del espacio, donde la historia y la modernidad coexisten en perfecta armonía
Un escenario histórico de excepción
Casa Guaccimanni es una joya arquitectónica del siglo XV, con elementos decorativos que abarcan distintas épocas. Los frescos del siglo XVI que representan paisajes y vistas urbanas, junto con los techos de madera de estilo neoclásico, dan cuenta del carácter noble del edificio. Esta casa fue en su día el hogar de los artistas Vittorio y Alessandro Guaccimanni, hijos del patriota italiano Luigi Guaccimanni, y hoy renace como parte de un ambicioso proyecto de hospitalidad impulsado por su última propietaria, Emanuela Docimo. Fue ella quien soñó con transformar este espacio histórico en una residencia contemporánea sin traicionar su esencia, y encontró en Giovanni Mecozzi el interlocutor ideal para hacerlo realidad.
Arquitectura reversible para preservar la memoria
El punto de partida del proyecto fue un principio claro: intervenir sin dañar. Mecozzi y su equipo apostaron por una arquitectura totalmente reversible, basada en estructuras autoportantes y mobiliario diseñado a medida que no altera en absoluto la estructura original ni sus elementos decorativos. Las nuevas instalaciones no tocan los suelos, techos ni paredes; más bien se insinúan, marcando su presencia sin imponerse.
“lo nuevo y lo viejo nunca se tocan, pero se rozan suavemente, manteniendo una distancia capaz de generar tensión”. Giovanni Mecozzi
Esta decisión proyectual no solo respeta el valor patrimonial de Casa Guaccimanni, sino que también establece un terreno fértil para el diálogo entre lo antiguo y lo nuevo. La intervención no compite con la historia, sino que la complementa y la amplifica, permitiendo que cada detalle arquitectónico del pasado encuentre eco en el presente.
Una experiencia espacial envolvente
Al acceder al primer piso del edificio, se ingresa a través de un gran vestíbulo que recorre transversalmente todo el edificio, conectando el balcón que da a la calle principal con la logia que se abre hacia el jardín interior. A lo largo de este pasillo, lleno de luz natural y decoraciones, se disponen cinco espacios fundamentales: la cocina, concebida como zona común; la veranda exterior; y tres habitaciones que han sido completamente transformadas en suites independientes, cada una con identidad y atmósfera propia.
Cada una de estas suites ha sido reconfigurada espacialmente para incluir no solo el área de dormitorio, sino también baños privados, saunas, vestidores, zonas de relax, rincones de lectura, pequeños cines personales y hasta estudios para yoga. La flexibilidad del mobiliario diseñado a medida permite que cada habitación funcione como un microcosmos autosuficiente, ofreciendo a sus huéspedes una experiencia inmersiva y personalizada.
Un lenguaje visual cargado de historia
Uno de los elementos más llamativos del proyecto es el uso del color, que se convierte en herramienta narrativa y simbólica. Cada habitación se anuncia desde el pasillo mediante un color vibrante: oro, azul y verde. Estos colores, que se inspiran en los famosos mosaicos paleocristianos y bizantinos de Rávena, marcan el tono de cada ambiente y remiten a la riqueza visual que caracteriza el legado artístico de la ciudad.
La selección cromática se combina con materiales como vidrio brillante y pan de oro, dando lugar a un lenguaje visual sofisticado, que recupera la esencia de la tradición musiva sin caer en la nostalgia. En cambio, Mecozzi extrae de esa tradición una paleta de elementos esenciales y los reinterpreta en clave contemporánea, jugando con volúmenes monocromáticos y formas primarias que remiten a una abstracción neoplástica, cuidadosamente dosificada para no perder la calidez y la funcionalidad de un hogar moderno.
Una escenografía para la vida cotidiana
El proyecto se completa con una curaduría de mobiliario y objetos de diseño cuidadosamente seleccionados, muchos de ellos firmados por Atelier Biagetti, el dúo creativo formado por el diseñador y arquitecto Alberto Biagetti y la artista Laura Baldassarri. Sus piezas aportan un toque pop, irónico y teatral al ambiente, reforzando la dimensión escenográfica del proyecto sin restarle autenticidad.
El resultado es un espacio donde el pasado y el presente se encuentran en un delicado equilibrio. Cada suite, cada mueble, cada color ha sido concebido para dialogar con el espíritu del lugar. Lejos de ser una restauración tradicional, Gironda es una reinterpretación poética del habitar, una invitación a experimentar la historia no como un peso, sino como una fuente de inspiración viva y transformadora.
Una hospitalidad que mira al futuro
Más allá de su excelencia arquitectónica, Gironda es también un manifiesto sobre nuevas formas de hospitalidad. En un momento en que el turismo cultural busca experiencias auténticas y significativas, esta residencia se posiciona como un modelo de cómo es posible vivir la historia sin fosilizarla, ofrecer confort contemporáneo sin banalizar el contexto, y abrir edificios históricos al público sin convertirlos en museos estáticos.
Giovanni Mecozzi Architetti ha demostrado con este proyecto que es posible intervenir en el patrimonio con inteligencia, sensibilidad y creatividad. Gironda no es solo una residencia: es una obra de arquitectura que, con respeto y audacia, vuelve a dar vida a un lugar cargado de memoria.
- Estudio
- Giovanni Mecozzi Architetti https://www.giovannimecozzi.com
