Eindhoven – La ciudad holandesa de Eindhoven se prepara para acoger, del 18 al 26 de octubre, la 25.ª edición de la Dutch Design Week (DDW), uno de los eventos de diseño más influyentes del mundo
La Dutch Design Week transforma Eindhoven en un laboratorio de innovación
El evento celebra 25 años con 11 instalaciones públicas que abordan la crisis climática y los desafíos sociales
By Samuel Serpa
Eindhoven – La ciudad holandesa de Eindhoven se prepara para acoger, del 18 al 26 de octubre, la 25.ª edición de la Dutch Design Week (DDW), uno de los eventos de diseño más influyentes del mundo. Bajo el lema Pasado. Presente. Posible, la semana reunirá a más de 2.500 diseñadores en 120 espacios repartidos por la ciudad, transformando calles y plazas en una galería al aire libre. Se esperan cerca de 350.000 visitantes. Entre los nombres confirmados están Sabine Marcelis, Stefan Diez, Piet Hein Eek y el dúo Kiki y Joost, que presentarán sus trabajos junto a una nueva generación de talentos procedentes de 35 escuelas de diseño europeas, como la Academia de Diseño de Eindhoven, la Escuela Sueca de Textiles y la Universidad de Artes Aplicadas de Viena.

La reina Máxima de los Países Bajos inaugurará oficialmente el evento el 16 de octubre, en una ceremonia en el Domus Dela. Durante la inauguración, la monarca conversará con Miriam van der Lubbe, directora creativa de la DDW, sobre el valor del diseño holandés para la innovación, la sostenibilidad y el impacto social.
Este año, la programación destaca por sus 11 instalaciones de gran formato distribuidas por los espacios públicos de la ciudad. Las obras, que alcanzan hasta 10 metros de altura, son el resultado de una convocatoria abierta que exploró temas urgentes como la crisis climática, la circularidad y la vulnerabilidad social.

«Estas instalaciones públicas conectan el mundo del diseño con el público en general. Llevamos el diseño a donde la gente ya está e invitamos a los transeúntes a deambular, descubrir y detenerse», afirma Miriam van der Lubbe.
Las 11 instalaciones que ocupan las calles
1. Ciudad al Nivel del Mar – El futuro sumergido
La diseñadora Bahar Orçun propone una experiencia inmersiva que confronta a los visitantes con un escenario de sumersión urbana. La instalación espacial simula un entorno completamente inundado por el agua, materializando las consecuencias de la subida del nivel de los océanos. El proyecto plantea: ¿y si el mar sube hasta el nivel de los ojos? La propuesta saca la crisis climática del campo abstracto de las predicciones científicas y la convierte en una realidad tangible, provocando reflexiones sobre la inacción y la negación climática.
2. Econario – La política hecha visible en la naturaleza
Thijs Biersteker, en colaboración con el Museo de Historia Natural de Londres, ha creado una instalación basada en datos que funciona como traductor visual de impactos ambientales. Econario muestra, en tiempo real, cómo las decisiones políticas actuales repercuten en el medio ambiente futuro. Las decisiones tomadas en los despachos gubernamentales cobran forma concreta, demostrando la relación directa entre las políticas públicas y las condiciones de vida de las próximas generaciones. La obra transforma números y estadísticas en experiencia sensorial.
3. El Pabellón Umbra – Energía solar integrada en la vida cotidiana
Pauline van Dongen presenta una visión de futuro energético en la que los paneles solares salen de los tejados y se integran en la arquitectura urbana. El pabellón flotante está hecho con Heliotex, un innovador tejido solar que se despliega en una forma escultórica, elevándose como una cometa. Durante el día, la estructura textil ofrece sombra refrescante y un espacio para el descanso, mientras las células solares capturan energía. Por la noche, esa energía regresa transformada en luz e interacciones lúdicas. El proyecto demuestra cómo la producción de energía puede ser tangible, compartida y accesible para todos.
4. Fábrica 5.0 – Arquitectura que se descompone
Aditya Mandlik propone una reflexión radical sobre la permanencia de las construcciones. En la instalación, 10.000 gusanos de la harina devoran paneles de espuma de poliestireno, transformando el material sintético en materia orgánica. El pabellón experimental cuestiona la propia naturaleza de la arquitectura: ¿y si los edificios se diseñaran no para durar eternamente, sino para descomponerse? Lo que queda son «objetos de memoria», vestigios físicos de la transformación que simbolizan un futuro poscarbono. La obra plantea cuestiones sobre circularidad, restauración ecológica y el papel del diseño en la transición hacia una economía regenerativa.

5. La Sala de Espera – Dignidad en la acogida
Nanne Brouwer, en colaboración con Planemos, la Cruz Roja Holandesa y los centros de acogida Wasbeer y Pauw, aborda la crisis habitacional y las condiciones de vida de los refugiados. La instalación reproduce una tienda de emergencia forrada con madera recuperada de palets de camas reales utilizados en centros de acogida holandeses. Dentro, hay literas idénticas a las que se encuentran en más de 300 centros repartidos por el país. Los visitantes pueden sentarse y escuchar relatos personales de residentes, que comparten sus experiencias sobre la vida en estos lugares. El proyecto expone un problema crítico: en los albergues holandeses, la intimidad es casi inexistente, generando estrés y tensión psicológica. La Sala de Espera propone un diseño alternativo que tiene la privacidad como punto de partida.
6. Rain Café – La gestión del agua como encuentro social
El Rain Café transforma un sistema de recogida de agua de lluvia en un punto de encuentro comunitario. El tanque interactivo se llena visiblemente con cada lluvia, recogiendo agua para uso diario, desde regar jardines hasta lavarse las manos. Alrededor del depósito, bancos y mesas crean un ambiente acogedor y exuberante. La instalación hace tangible la gestión hídrica y la conecta con la vida cotidiana, demostrando que las soluciones sostenibles también pueden fortalecer los vínculos sociales. El sistema inteligente funciona simultáneamente como infraestructura funcional y espacio de convivencia.
7. El Tótem de la Palangana de Agua – Reflexión sobre los recursos compartidos
La instalación monumental hecha con materiales de construcción reciclados rinde homenaje a las palanganas de agua comunes en los hogares de África Occidental. El tótem llama la atención sobre los problemas relacionados con el agua en el continente africano, donde el acceso al recurso sigue siendo desigual y precario. La obra invita a los visitantes a reflexionar sobre el uso colectivo del agua y del plástico, demostrando el poder de la reutilización. El proyecto establece una conexión entre realidades distantes, provocando reflexiones sobre el despilfarro y el privilegio en el acceso a recursos básicos.
8. Instituto de Política de Elevación de Granos de Arena (IZH) – Acción colectiva irónica
El IZH adopta un enfoque humorístico para tratar un problema serio: la subsidencia del suelo y los bajos niveles de arena en los Países Bajos. El instituto invita a los visitantes a convertirse en «distribuidores de granos de arena», contribuyendo físicamente a elevar el país. Los participantes esparcen bolsas de arena por la ciudad, y un taller in situ permite seguir el proceso de recuento y clasificación de cada grano. El proyecto utiliza la ironía para destacar cómo las pequeñas acciones individuales pueden, colectivamente, generar un impacto a gran escala. La obra también cuestiona la responsabilidad compartida ante los desafíos ambientales.
9. Sonic Maze – Laberinto de la reconexión
Mesure Studio y Ultimo Intimo han creado una instalación hinchable de gran formato que funciona como un laberinto sensorial. En tiempos de división y distanciamiento digital, el Sonic Maze invita a las personas a perderse juntas, estimulando los sentidos y promoviendo la reconexión humana. La estructura sirve como recordatorio del poder de la unión física y los encuentros presenciales. Durante la Dutch Design Week, el laberinto se transforma en un vibrante escenario para performances sonoras y eventos que celebran el estar juntos.

10. EduCrafting Pavilion – Construcción participativa y circular
El pabellón evolutivo invita a los visitantes a participar activamente en su construcción, utilizando madera, hormigón de cáñamo y celulosa. A través de talleres prácticos, el público aprende y aplica técnicas de construcción circular, desde componentes modulares hasta carpintería tradicional en madera. Guiados por expertos de la Universidad Técnica de Delft y de la Universidad Técnica de Colonia, los participantes descubren cómo la artesanía, los materiales de base biológica y las herramientas digitales se combinan para dar forma al diseño sostenible. El proyecto demuestra que el futuro de la construcción puede ser colaborativo, educativo y ambientalmente responsable.
11. Touching Cellulose – Artesanía y base biológica
También llamado «Sentido de la Artesanía», el proyecto invita a los visitantes a participar en la construcción de un futuro basado en materiales biológicos. La instalación demuestra en la práctica el uso de celulosa y otros materiales sostenibles en la construcción. Los participantes aprenden técnicas que unen conocimiento tradicional e innovación tecnológica, descubriendo cómo la artesanía puede ser parte fundamental de la transición hacia una economía sostenible. El proyecto enfatiza la importancia del hacer manual y del conocimiento práctico en la construcción de alternativas al modelo industrial actual.

Exposiciones y colaboraciones institucionales
Más allá de las instalaciones públicas, la programación incluye la exposición Uniendo Mentes en el Van Abbemuseum. Comisariada por Miriam van der Lubbe, la muestra reúne 100 obras de diseñadores y artistas como Maarten Baas, Hella Jongerius y Formafantasma.
La DDW cuenta con la participación de marcas como Hema y Vattenfall, además de los ministerios holandeses de Educación, Cultura, Ciencia, Asuntos Interiores, Sanidad, Justicia, Seguridad y Defensa. La programación también presenta trabajos de estudiantes de 35 escuelas de diseño europeas, incluida la Academia de Diseño de Eindhoven y la Escuela Sueca de Textiles.
«La Dutch Design Week no es un escaparate de productos acabados, sino más bien un punto de encuentro para preguntas, dudas y posibilidades», define la organización del evento.
- Estudio
- Dutch Design Week