En esta convocatoria se propone crear una instalación temporal en el entorno rural de Viña Lanciano (bodegas LAN) con el fin de generar una relación enriquecedora con el entorno natural del río Ebro y sus viñas. Nuestro proyecto responde a los objetivos propuestos por el festival de explorar el tiempo como factor de cambio y generar un diálogo entre la instalación,el entorno natural y la comunidad, integrando a los visitantes en una reflexión sobre el paisaje y la arquitectura.
Concepto
“Cuaderno de Surcos” refleja nuestra posición ante el necesario carácter temporal de la instalación y redefine el diálogo buscado por la organización del concurso entre la instalación y el paisaje donde se ubica.
Nuestro compromiso con la sostenibilidad nos llevó a concebir una instalación que trascienda su carácter temporal, que hiciera que lo efímero perdure. Esta premisa se materializó tanto en la elección de los elementos materiales de la instalación como en la definición de estrategias de proyecto, favoreciendo la reutilización y la continuidad.


Así, al final del festival los paneles de la instalación fueron reubicados en los colegios de los niños que los diseñaron, enriqueciendo su entorno con las representaciones del medio natural que dibujaron y guardando la memoria del proyecto del que formaron parte. Las grúas utilizadas, por su parte, fueron devueltas a su función industrial original después de haber sido el soporte dinámico de la instalación. La naturaleza del concurso permitió experimentar estrategias de proyecto que no habíamos utilizado antes y que podrán ser integradas a futuros procesos creativos, permitiendo generar nuevas propuestas capaces de provocar experiencias tan enriquecedoras como las vividas por los visitantes a esta instalación.
En nuestra propuesta, el diálogo definido por la organización del festival entre la instalación y su entorno natural se focalizó en el diálogo entre el visitante y dicho entorno.Nuestra instalación se convirtió en un catalizador para reactivar la capacidad de asombro del visitante, erosionada por la familiaridad con lo observado, invitándolo a redescubrir la belleza y complejidad del medio natural. A través de los diseños realizados por los alumnos de infantil de los colegios de La Rioja recogidos en la instalación, buscábamos que el visitante pudiera tomar prestada su mirada infantil y con ella poder redescubrir detalles insospechados y mantener la curiosidad por explorar y conocer. De esta manera, gracias a la capacidad de observación, análisis y representación de los niños, la instalación se pudo convertir en un puente entre el visitante y el entorno, fomentando una renovada conexión más profunda y significativa con la naturaleza.
- Estudio
- ji arquitectos