Con la premisa de concebir la arquitectura como un servicio a la sociedad, orientada al bienestar de las personas, respetando siempre el entorno, pero sin olvidar la estética final, como medio expresivo, una vez cumplidas las necesidades funcionales y técnicas, nació el proyecto del Centro de la Salud y el Bienestar, un edificio que ya pertenece a las asociaciones locales derivadas de la salud.
En el diseño del programa funcional del edificio, se tuvo muy en cuenta la naturaleza de las asociaciones vinculadas al ámbito de la salud, modelando un entorno que responde a sus necesidades con sensibilidad y eficacia.
Como epicentro del conjunto, se alza la sala de conferencias, un entorno propicio para simposios y congresos que alimentan el intercambio de ideas y la innovación en el campo de la salud.
A continuación, se disponen los gabinetes, espacios discretos y funcionales donde los profesionales médicos pueden llevar a cabo consultas privadas.
Extendiendo esta red de conocimiento, encontramos las aulas de formación, donde se imparten cursos y programas destinados a fortalecer las habilidades y conocimientos de los profesionales de la salud, complementadas con los espacios dedicados a las asociaciones, donde los profesionales de la salud se reúnen para intercambiar experiencias y colaborar en proyectos comunes.
En la concepción del edificio, se planteó la creación de un espacio íntimo y envolvente que pudiera servir como refugio para aquellos que dedican sus esfuerzos diarios a la noble tarea de cuidar de la salud mental y física de otros. Así nació la idea de integrar un patio interior, un oasis en medio del bullicio urbano, donde los usuarios del edificio, asociaciones consagradas al bienestar y la salud, pudieran encontrar un remanso de paz y renovación.
El patio surge como un abrazo del edificio, una metáfora tangible del trabajo que realizan las asociaciones de la salud, quienes, al igual que este espacio, acogen y contienen a quienes buscan ayuda.
Se concibió como un espacio funcional y terapéutico, guiados por la premisa de que el entorno físico influye directamente en el bienestar emocional, y por tanto, el patio se erige como un catalizador para la sanación y el auto-cuidado.
Finalmente, actuando como el alma del proyecto, se dispone la celosía cerámica, que no solo divide los espacios interiores de manera estética, sino que también cumple una función práctica y simbólica. Al permitir la circulación de aire y luz natural, la celosía crea un ambiente interior saludable y acogedor que promueve el bienestar de los usuarios.
Así pues, no solo es una manifestación de nuestro compromiso con la sostenibilidad, sino que también desempeña un papel fundamental en la función y el propósito del edificio, pues proporciona un entorno físico y emocionalmente favorable, creando una galería interior como antesala a espacios interiores donde estos profesionales pueden encontrar inspiración y motivación para avanzar en su trabajo vital.
Además de una solución arquitectónica innovadora y sostenible, desempeña un papel crucial en la creación de un entorno propicio para la investigación y el avance en el campo de la salud. Su presencia en el «Centro de la Salud y el Bienestar» refleja nuestro compromiso no solo con la sostenibilidad ambiental, sino también con el bienestar y el progreso de la comunidad a la que servimos.
En resumen, el «Centro de la Salud y el Bienestar» no solo es un proyecto arquitectónico innovador, sino también un testimonio de nuestro compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental.
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- APT Arquitectos