No sólo de hormigón (o madera o ladrillos o aluminio) vive la arquitectura. La instalación Polivagina, presentada en la última edición del festival SOS, el pasado mes de mayo en Murcia, defiende materiales no convencionales para concebir espacios cerrados. En este caso, sacos de arena, helio, aire y globos utilizados en fiestas y celebraciones. Una manera de trabajar que los autores de esta estructura curva, C+ arquitectos, llaman “performatividad indefinida”, y con la que concibieron una forma dinámica que no tocó el edificio y cuyo montaje se llevó a cabo en dos días.
La flexibilidad de Polivagina permitió crear distintas áreas y recorridos, y gracias a sus globos de poliamida, reflejar continuamente las imágenes de los visitantes. Sin olvidar lo supuso de búsqueda y de investigación trabajar con un objeto inestable, cuya base fundamental es el comportamiento imprevisible del helio. Arquitectura e incetidumbre, dos conceptos fundamentales para este estudio madrileño. Dentro de Polivagina tuvo lugar Fan Riots, un encuentro artístico comisariado por Iván Lopez Munuera, que albergó vídeos, instalaciones y performances y que indaga en las consecuencias que el punk ha tenido en el mundo del arte.
Nerea Calvillo y Marina Fernández, fundadoras de C+, se mueven en las periferias de lo convencional. Su mirada creativa pasa por utilizar materiales inesperados y crear una arquitectura efímera cercana a la acción. Algo que ya hemos visto en El Ranchito (Matadero-Madrid, 2012) o en Tabacalera (Madrid-2011) en una exposición de creadores “combativos”, cuyo punto de partida era “hablar de arte desde la arquitectura y de la arquitectura desde el arte”.