Desde la fundación de Archigram a principios de los 60, Peter Cook ha desarrollado una arquitectura radical, visionaria y optimista materializada sobre todo a través de dibujos cuya huella sigue presente en todas las generaciones que le suceden. El Louisiana Museum de Humlebaek, a media hora de tren de Copenhague, los ha reunido hasta el 5 de mayo en la exposición Peter Cook: City Landscapes.
El medio habitable por Peter Cook
En la presentación de la última conferencia que el fundador de Archigram, Peter Cook, dio en Madrid hace tres años, Izaskun Chinchilla situaba el campo de acción del británico en ese terreno que media entre la piel de los edificios y la de quienes los habitan. Un espacio incierto que puede corresponder a la arquitectura, pero también al diseño o a la moda, y que es máxime el centro en que se producen las relaciones entre todos ellos: las personas, el medio y los instrumentos a través de los que las primeras transforman el segundo.
Desde comienzos de los años 60, Cook y sus colegas de Archigram se establecieron, por tanto, en la periferia disciplinar de la arquitectura, porque para replantearla radicalmente lo más natural era instalarse en sus límites, es decir, parcialmente fuera de ella. La herramienta fundamental para hacerlo fue desde el inicio el dibujo, lo cual parece tan paradójico como especialmente adecuado, puesto que este —el disegno de los tratadistas clásicos— se consideró desde el Renacimiento el sustrato común, el punto de encuentro de las distintas artes, el lugar donde estas decantaban su aura conceptual.
Resulta entonces muy pertinente que el Louisiana Museum danés, uno de los museos de arte contemporáneo más singulares y agradables de visitar de toda Europa, inaugure una serie de exposiciones de dibujos de arquitectos bajo el título genérico Louisiana on Paper, con una muestra muy completa de la colección de los de Peter Cook. Ahí está una de las fuentes cruciales del imaginario moderno de los últimos 60 años, un inventario que anticipa algunos de sus temas y estrategias recurrentes: desde la disolución de la arquitectura en un complejo multidisciplinar, hasta la metamorfosis tipológica y formal mediante los materiales o los nuevos métodos de articular la ciudad en la era del consumo y las nuevas tecnologías.
Archigram y los arquitectos de papel
En realidad, Archigram fue ante todo un turbión de imágenes refrescantes, precarias y jubilosamente empaquetadas en un fanzine que publicó nueve números entre 1961 y 1970, luego desplegadas en varias exhibiciones en el ICA de Londres —el Institute of Contemporary Arts, que fuera determinante en la eclosión del pop art británico y que el propio Cook dirigió a principios de los 70—, en galerías de arte y en todo foro internacional que estuviera dispuesto a acoger a aquella cuadrilla insurgente.
El hoy octogenario Peter continúa dibujando de un modo aparentemente compulsivo que ha comparado en alguna ocasión con un ejercicio masturbatorio. Él y sus compinches —David Greene, Michael Webb, Warren Chalk, Ron Herron y Dennis Crompton, que le acompañaron en la aventura; pero también otros cómplices coetáneos cuyas nociones ayudaron a difundir, como Cedric Price o Yona Friedman— fueron motejados de arquitectos de papel en la medida en que sus obras ideales no solían pasar a mayores, como le ocurriría a Zaha Hadid a comienzos de su carrera. ¿Por qué la masturbación, tan placentera, se asocia siempre metafórica y penitencialmente a la frustración?
Y aquí tocamos al meollo de la cuestión. “Yo diría que he tratado de hacer de la arquitectura una diversión seria. ¡Es la única manera!”, dice Cook. El optimismo y la jovialidad dinámica que impregnaban las utopías urbanas de Archigram en los 60 han sido su mejor vacuna contra el paso del tiempo. Así, la idea de conectividad que poseía su célebre Plug-in City (1964-1966) era primordialmente mecánica: unidades modulares residenciales y de servicios que pueden reconfigurarse de forma flexible y que se vinculan a una suerte de máquina-infraestructura central. Como el propio arquitecto explicó a Alfonso García del Rey y Miguel Barahona en una entrevista de 2001, la evolución posterior de ese concepto ligado a la informática y a las tecnologías de la información le sorprendió gratamente, pero ese giro inesperado dejó incólume la extraordinaria capacidad de inspiración y sugerencia de su modelo visionario: “los teléfonos móviles” afirma “son un diseño digno de Archigram”.
Hacia el metaverso y la arquitectura paramétrica
Pese a su trayectoria larga, constante y siempre en la mirada de las sucesivas generaciones de jóvenes, Peter Cook ha construido poco. A su edad provecta sigue siendo un arquitecto de papel. Sus edificios, en general interesantes e incluso brillantes, nunca han alcanzado la fuerza multiplicadora e icónica de sus perspectivas gráficas, salvo quizá en el friendly alien de la Kunsthaus de Graz (2003), que parece materialmente escapada de una de ellas. Los trazos de Cook son generosas bombas de fragmentación, organismos que se reproducen por esporas y su semilla germina en las propuestas de los demás. Mejor o peor interpretada, está en toda la arquitectura de vanguardia de los últimos años. Hay más de ella en el Pompidou de Rogers y Piano que en sus propios proyectos.
Cook y su criatura Archigram cuajaron una de las plataformas radicales surgidas en los 60 para impugnar el statu quo académico y las esclerosis varias en que el movimiento moderno se hallaba varado, pero es la única que se mantiene fresca. Eso se debe a su optimismo antropológico, a su conciencia de que lo que proponían no iba a materializarse tal cual, de que su valor radicaba en su capacidad de hibridarse con el presente para influir en la configuración del futuro; a su desenfado pop, a su desprejuicio al cabalgar los nuevos fenómenos de la cultura del momento en vez de aspirar ingenuamente a sustituirlos. La Plug-in City, al cabo, nació del plan de darle vuelo imaginativo a la aburrida construcción con paneles desmontables de la época. Cheer up… I’ts Archigram se titulaba su exposición en el ICA de 1972. Esta gente había venido al mundo con el firme propósito de alegrarnos la vida.
Todo este potencial emana del discurso gráfico que ahora se expone en el Louisiana Museum y que llega hasta hoy mismo. Son dibujos artesanales, realizados a partir de plantillas en blanco y negro y coloreados con gouache, acuarela o lápiz. Su liviandad como de cómic es una brújula idónea para orientarse con precisión seductora por la complejidad contemporánea: torres subvertidas como percheros estructurales en los que colgar o alojar actividades y relaciones diversas, muros habitables, edificios y ciudades mutantes que se amalgaman con la naturaleza, mallas geométricas que obedecen a patrones orgánicos de crecimiento. Los temas de siempre: la conexión, los nuevos modos de nomadismo, los nexos indeterminados y cambiantes entre función y forma como escenario de la vida. Técnicas gráficas llenas de ideas fértiles para la era del metaverso y la arquitectura paramétrica.
¿Hasta cuándo podrá visitarse la exposición de Peter Cook?
Hasta el 5 de mayo en el Louisiana Museum.
El nombre Archigram (Architecture + Telegrama) fue inventado para describir una revista hecha en casa por los jóvenes arquitectos Peter Cook, David Greene y Mike Webb en 1961. En ella empezaron a promover la creación de ciudades móviles y de casas que se usaban como vestimenta.