Concebida como una exposición en tres tiempos y lugares, Pájaro sueño de máquina aterriza en la primera planta del Museo CA2M para desplegar un vocabulario escultórico que resume parte de la última producción de la artista Teresa Solar Abboud (Madrid, 1985).
Los nuevos lenguajes de Teresa Solar Abboud
Figura clave del despertar madrileño de la primera década del siglo XXI y miembro del colectivo Rampa —junto a Karlos Gil, Belén Zahera, Carlos Fernández-Pello, Antonio R. Montesinos o Silvia Cuenca Sanz—, Teresa Solar es hoy uno de los pocos referentes artísticos del panorama patrio con una repercusión de carácter internacional. Así lo confirma su participación en la XI Bienal de Liverpool de 2021, The Stomach and the Port; o la presencia de sus “tuneladoras” en la última Bienal de Venecia, titulada The Milk of Dreams.
En 2012, Solar mostró su trabajo por primera vez en el Museo CA2M dentro de la exposición colectiva Sin heroísmos, por favor, comisariada por Tania Pardo, recientemente nombrada directora de la institución. Y ahora, en 2024, la artista ha vuelto al mismo espacio para presentar cómo sus intereses hacia los lenguajes del vídeo y el dibujo han mutado hacia nuevas maneras de entender la escultura y la instalación. Una evolución donde el entorno expositivo se convierte en un gran cuerpo con una nueva piel llena de color, que desactiva la aburrida visión de cubo blanco y nos invita a penetrar en esta carne fresca.
Una metamorfosis en el Museo CA2M
Pájaro sueño de máquina gira alrededor de dos grandes instalaciones: una en el atrio del museo y otra desplegada en la primera planta. La del atrio exhibe los huesos-kayak que Solar insertó en el puerto de Liverpool; en aquel momento nos hablaban de cuerpos migrantes, de elementos orgánicos sobredimensionados, de los flujos esclavistas y de las políticas de intercambios humanos, culturales, económicos y políticos establecidos durante el pasado de esa ciudad. En esta ocasión, los huesos de Solar quedan suspendidos, adquiriendo una nueva disposición y una extraña sensación de vértigo y caída. Algo muy diferente de aquella presentación original cerca del puerto, a pie de dársena.
Con una moqueta de color verde grisáceo que recubre toda la pared, el primer nivel nos enseña lo que a la artista le gusta denominar el espacio uterino: un lugar habitado por los seres del “estadio sexual indiferenciado” en una versión actualizada de sus archiconocidas “tuneladoras”. Estos entes híbridos entre orgánicos y no orgánicos, humanos y no humanos —con su base de arcilla y apéndices de superficies pulidas de color anaranjado— nos conducen hacia un paseo por el subsuelo de la urbe y, al mismo tiempo, por el interior del cuerpo de cada uno de nosotros.
Formas en metamorfosis. Superficies de color que nos recuerdan a aquellas que se iluminan en mitad de la noche o dentro de cualquier subterráneo. Cavidades y huecos preparados para un nuevo lenguaje, aquel que canta en este Pájaro sueño de máquina que más tarde volará hacia el MACBA como Sueño máquina de pájaro y, finalmente, a la Fundación Sandretto de Rebaudengo en Turín como Máquina sueño de pájaro. Tres vuelos, tres nidos, tres cantos.
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Hasta el 1 de septiembre de 2024.