Kentaro Kurihara y Miho Iwatsuki, la pareja tras Studio Velocity, han dado forma a las oficinas de Sannouno. O más bien, a su cubierta practicable: una superficie cóncava y pretensada que funciona como un sencillo ejercicio de arquitectura en beneficio de la ligereza, la transparencia y, sobre todo, del bienestar que trae el esparcimiento exterior.
Salvo por el espacio frente a la calle para dejar los coches de los empleados, las oficinas ocupan prácticamente todo el solar. Unos pequeños pasillos libres en los tres lados interiores los separan mínimamente de las casas vecinas de esta zona residencial. Y aun así, todo el perímetro es vidrio. Aunque un metro más allá se encuentre una pared, no importa, lo esencial es que entre la luz y se refleje en todas las zonas acristaladas, fachadas y patios. De estos últimos hay tres, con vegetación arbolada que se repite espejada en los ventanales laterales, creando una sensación de inmersión verde.
Para la cubierta practicable, los arquitectos han realizado un juego estructural: el tejado transitable aparenta soportar un peso increíble combándose hacia el interior, pero no es más que un equilibrio de tensiones elegantemente ejecutado. Se ha proyectado de modo que todo el conjunto trabaja al contrario de lo habitual, ya que el armazón está pretensado.
Cuando alguien se sube encima, las vigas de madera laminada reposan y los finos pilares —colocados de manera desordenada en la planta— en lugar de estar aguantando peso están tirando del techo hacia abajo, como cables que sujetaran un globo.
En el momento en que se asciende para usar la cocina, tumbarse en la suave curva blanca del suelo o rodearse de los árboles que emergen de los patios, es cuando todo el diseño de Studio Velocity cobra sentido. Todo el esqueleto se libera parcialmente de su esfuerzo y descansa.
Dicen que cuando transitas por el tejado puedes notar bajo los pies la vibración de esta fuerza encerrada en la estructura. No puedo confirmarlo, ni siquiera he podido encontrar el edificio en Google Maps, mi última obsesión desarrollada en el confinamiento por coronavirus. Respecto a este punto, las oficinas pasan mi filtro pandémico con nota: diría que son un buen sitio para esos días de clausura. Ves pasar a la gente con sus perros y carrito de la compra desde tu mesa, los compañeros de trabajo pueden guardar distancia y el parque superior es un oasis de paz.
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