Louis Vuitton hace años que hizo sus maletas de piel marrón con el logotipo de la firma para subirse al tren de las colaboraciones con artistas de otros campos. Emprendió el largo viaje en forma de colecciones cápsula con Murakami y Kusama, entre otros. Paró a su paso en la estación de los cazatalentos creando los Journeys Awards, que premian a los directores de cine noveles más relevantes del panorama internacional. Y ahora hace un nuevo alto en el camino, dejando a un lado la pasarela tradicional para enrolarse en una caravana nómada que lo devuelve a sus orígenes aventureros. Una original marcha que la firma emprende con dieciséis objetos únicos, Objets Nomades, fruto del cruce entre el mobiliario plegable y los accesorios de viaje, todos ellos, como no podría ser de otra manera, con el sello distintivo del lujo francés.
Vuitton nació con alma práctica, con el objeto de hacernos el traslado de nuestros enseres básicos lo más cómodo posible, por lo que no sorprende que para este éxodo haya pedido a los hermanos Campana el diseño de un gabinet disfrazado de macuto que han bautizado como 9495 Maracatu: baile brasileño donde nada es lo que parece. Además, para evitar perder nuestras pertenencias en un asalto, Desmons Perrine ha inventado un candado que sirve también como gancho para colgar nuestra bolsa.
El arte no está reñido con el descanso, y para las paradas estratégicas, el taller suizo Oï, especializado en romper las barreras entre las disciplinas, ha confeccionado una hamaca flexible en cuero Vuitton con accesorios dorados y un original taburete plegable disponible en varios colores. Dieciséis objetos únicos fruto del cruce entre mobiliario plegable y accesorios de viaje, todos ellos con el sello distintivo del lujo francés.Por su parte, la española Patricia Urquiola fusiona el trabajo de los Campana y Oï creando un bolso convertible en silla.
La oscuridad no impedirá que sigamos con nuestro paseo gracias a la lámpara de energía solar de Edward Barber y Jay Osgerby, que toma como base de su esquema las finas asas del modelo Palermo de Vuitton. O la luminaria dibujada por Nendo que apoya su sencilla estructura en una lámina del cuero más usado por la marca. El maletín-mesa de delicadas formas de Christian Liaigre se presenta como el mejor centro para reunir a todos los expedicionarios a la hora de la comida, y el maletín-silla playera de Maarten Baas es el elemento ideal para disfrutar de las dunas con las que nos topemos antes de llegar a nuestro destino.
Todos estos son solo algunos ejemplos de esta curiosa colección que a caballo entre la belleza artística y la funcionalidad, permiten hablar a la firma francesa de mecenazgo creativo y de esa preocupación tan Vuitton por combinar lujo, utilidad y diseño inesperado.
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