El estudio Neri&Hu ha reconvertido, en la capital de la provincia de Fujian, una residencia de la última dinastía imperial china en una casa de té. Llamada The Relic Shelter —El refugio de la reliquia— esta se muestra tan moderna como devota de la tradición.
Conservar. Proteger. Actualizar. No todo el conocimiento histórico puede estar en un museo o detrás de un cristal. Al contrario: debe seguir estando presente, funcionando, sentirse útil. Máxime si hablamos de elementos arquitectónicos, cuya perdurabilidad no tiene por qué ser única y exclusiva bajo la idea inicial de su creador. Esas eran las principales premisas cuando desde el equipo de Neri&Hu, situado en Shanghái, decidieron hacerse con las riendas de The Relic Shelter.
De vivienda aristocrática a casa del té
Esta casa del té está ubicada en Fuzhou, una ciudad-prefectura china que actúa también como capital de la provincia de Fujian. Sin embargo, sus cimientos han sido trasladados desde Anhui, al norte. ¿Y cuáles son estos cimientos? Pues un artefacto arqueológico de valor incalculable para la cultura del país asiático: la antigua residencia de un funcionario de la dinastía Qing.
Ejemplo de arquitectura de estilo Hui, toda la estructura de madera fue transportada cerca de 700 kilómetros no para ser admirada por los visitantes, sino para ser parte íntegra del proyecto de Neri&Hu. Tan íntegra que, de hecho, es el corazón de The Relic Shelter. Alrededor de ella se ha establecido toda una base de hormigón apisonado como un homenaje a las famosas Fujian Tulou —las megafortalezas olvidadas de China declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO—, con cubiertas de cobre a dos aguas que parecen hacerle un eco atemporal a la vetusta morada aristocrática.
Neri&Hu, contra la falta de conservación
Así pues, y gracias a su localización central en el gran salón del edificio, la reliquia está durante todo el día iluminada por los diversos tragaluces de techos y muros, salvaguardándola de la lluvia y de la incidencia directa del Sol. Si, además, se quiere agasajar la vista con sus tallas ornamentales y la intrincada carpintería Hui, al subir las escaleras y desde el entrepiso superior se puede apreciar más de cerca.
Es una forma de decir, desde el estudio de Lyndon Neri y Rossana Hu, que lo moderno y lo antiguo pueden entrelazarse con un uso común sin borrar la historia que los une. Actualmente, multitud de arquitectos y diseñadores de China se han quejado públicamente de cuánto les llega a frustrar que, debido al ritmo aceleradísimo de edificación del país asiático, cada vez haya menos políticas de conservación de su arquitectura tradicional, con continuos derribos para dar paso y espacio a nuevas construcciones.
Esto puede recordar a la manera en la que el Studio Zhu Pei homenajeó la cerámica china en su Jingdezhen Imperial Kiln Museum.
Antes de la República de China, la última gran dinastía imperial del país asiático fue el Gran Qing o dinastía manchú, que sucedió a la dinastía Ming. Su duración abarca casi 300 años: desde 1644 hasta 1912.
En 2004, Lyndon Neri y Rossana Hu decidieron establecer en Shanghái su estudio de arquitectura, convirtiéndose en un equipo multidisciplinar (desde planificación a interiorismo o diseño mobiliario) con trabajadores multiculturales, pues presumen de que entre todos hablan más de 30 idiomas.