Fun House fue a primera gran exposición dedicada a la obra Snarkitecture
Escoger un nombre es formular una declaración de principios. Y hacerlo tomando el ingenio singular y brillante de Lewis Carroll equivale a proclamar que va a emprenderse también una búsqueda de lo desconocido, de lo imprevisible.
Cuando decidieron llamar a su estudio Snarkitecture, Alex Mustonen y el artista visual Daniel Arsham se inspiraron en Snark: una inconcebible criatura en pos de la cual emprendía el viaje una peculiar tripulación, cuya peripecia Carroll narró en The Hunting of the Snark. Desde 2014, el arquitecto Benjamin Porto forma también parte de este equipo que se define como «un despacho colaborativo que opera entre el arte y la arquitectura».
Su trabajo es reflejo de la creciente importancia del concepto experiencia aplicado a la creación de espacios y objetos. Y su tratamiento de los materiales cotidianos desde una visión desenfadada y osada aspira a provocar sensaciones inesperadas.
Hasta el pasado 3 de septiembre, y como parte de su serie Summer Block Party, el National Building Museum de Washington acogió Fun House: la primera gran exposición dedicada a la obra Snarkitecture. A través de toda una serie de estructuras efímeras desplegadas sobre el gran vestíbulo del edificio -algunas de las cuales fueron especialmente realizadas para esta ocasión-, se ofrecía a los visitantes un recorrido por la década de trayectoria de este equipo para penetrar en su manera «peculiar, aunque accesible» de interactuar con el entorno construido.
Dominada por el exultante blanco que los caracteriza, el eje de la exposición era una estructura que reimaginaba la imagen de la vivienda tradicional y en la que se sintetizaban proyectos realizados tanto para instalaciones efímeras, como para objetos y diseños interiores en varias salas interactivas.
Playhouse, una casita para reflexionar sobre las discrepancias entre los usos y respuestas de niños y adultos a la arquitectura, y The Beach, recreación de un rincón estival con una piscina llena de cientos de pelotas de plástico, incidían en el espíritu lúdico, inconformista y sorprendente de Snarkitecture.