Jonathan Trayte, cocinero antes que fraile—o en nuestro caso, antes que diseñador—, lleva su experiencia como chef al terreno de las artes aplicadas, creando paralelismos entre los ingredientes culinarios, los materiales de fabricación industrial y otros considerados ordinarios. Toma el mundo mainstream y lo sazona con una pizca de Memphis —orgánico, por supuesto— y abundante surrealismo, lo que da lugar a sus esculturas funcionales, un tipo de cápsulas escenográficas cargadas de emoción.
Jonathan Trayte, un universo de policromía
Nacido en Reino Unido, Trayte es un artista y diseñador que ha concebido un universo de mobiliario surrealista rico en texturas y contrastes policromáticos. Entre sus referentes encontramos a Franz West y sus obras contemporáneas. Su trabajo nos transporta a una versión del país de las maravillas pop, al tiempo que da pie a un juego atípico, desconcertante y único que definitivamente no pasa desapercibido. Intentar descifrar su motivación le ha removido las ideas a más de uno.
En sus creaciones de mobiliario surrealista, Trayte ha ido incorporando funciones prácticas y ha rozado con frivolidad la frontera entre arte y diseño; basta con hacer un itinerario por sus exposiciones fuera de lo común para apreciar su evolución. Por ejemplo, Experimentos de consumo y Policultivo (ambas en 2016), SHUSSBOOMER (2017) y Fruiting Habits (2018). Esta última fue su primera colaboración con la galería Friedman Benda de Nueva York, donde se observa claramente la influencia culinaria en la presentación de los acabados.
El mobiliario surrealista MelonMelonTangerine
Este año Friedman Benda acogerá la segunda exhibición individual con el mobiliario surrealista de Jonathan Trayte, bautizada como MelonMelonTangerine, desde el 18 de febrero al 13 de marzo. En esta ocasión, el británico hace un esbozo sintético del lejano oeste de Estados Unidos, el cual recorrió por carretera junto a su esposa. Desde las palmeras hasta las vallas publicitarias han alimentado su imaginación.
Se podría decir que el leitmotiv de estas esculturas únicas es la imperfección, ya que, según dijo en una entrevista, la perfección no existe. En MelonMelonTangerine, la multifunción entra en escena en clave de surrealismo. En una especie de diseño no normativo y totalmente opuesto al racionalismo, sus figuras plantean una reflexión respecto al consumismo y el modo en que vivimos.
Más de una de sus piezas de mobiliario surrealista podría, sin duda alguna, formar parte de la siguiente muestra de Objetos de deseo. Surrealismo y diseño—de la que ya hablamos en ROOM— y compartir sala con los variopintos mundos oníricos de la historia reciente. Arte y función se encuentran de nuevo, y Trayte da los primeros pasos hacia esa dimensión ambigua en la que se desenvuelve Nacho Carbonell, salvando la distancia estética y conceptual que los separa.