En una de las zonas más de moda de Milán, se encuentra Il luso della simplicità, del reconocido chef italiano Alessandro Borghese. Un local planteado como un muestrario de volúmenes, geometrías y texturas. Tanto el diseñador y arquitecto Alfredo Canelli, como el cocinero estrella tuvieron muy claro el uso de la piedra sintetizada de Neolith.
Este último cayó rendido ante las prestaciones de un material que destaca por su versatilidad y fortaleza en el territorio de los fogones. Su resistencia a las altas temperaturas y al trato agresivo al que se expone una encimera profesional fueron los aspectos que más sedujeron a Borghese, que se permite trabajar directamente con aceites, vegetales, pescados o carnes sin miedo a manchar o dejar olores. “La gastronomía es definitivamente el nuevo rock and roll. Un negocio glamuroso con un atractivo universal donde el desempeño logrado es esencial para el éxito. El restaurante y sus materias primas deben reflejar los altos estándares de la cocina. Como yo, Neolith busca la perfección, ofreciendo un escenario ideal para dar vida a mi visión y dejar volar mi imaginación”.
Por su parte, el diseñador encontró en Neolith una amplia gama de acabados con los que crear espacios con personalidades muy diferentes sin renunciar a ningún estándar de calidad. 700m² que definen sus formas entre marmoleados (Calacatta, Blanco Carrara y Onyx), metales (Iron Corten), granitos (Nero Zimbabwe) y maderas (La Bohème). Un suave contraste de colores pensado para perdurar en el tiempo dentro de una industria cada vez más exigente. Los mejores chefs del mundo son muy conscientes de la importancia del entorno en el que sirven sus platos. Porque la experiencia culinaria se vive con los cinco sentidos.