El plano horizontal, ese plano intermedio entre el suelo y el techo que nos permite descansar de la atrayente gravedad, es el elemento que más preocupa al joven estudio de Michele Mantovani. Un plano que cubre las acciones más cotidianas como sentarse, dormir o sostener, pero presentando un rango de estilos tan variado que cubre desde las líneas más sencillas de un sofá italiano al barroquismo de una silla de terciopelo. A continuación, la familia Michele Mantovani de mobiliario italiano.
Amelie y Rebecca hablan el mismo lenguaje. Ambas son reinterpretaciones del clásico sillón orejero de la Inglaterra del siglo XVII —cuya función consistía en frenar las corrientes de aire ante la ausencia de calefacción— que aquí se convierten en una declaración de intenciones. Amelie es de carácter fuerte y, por tanto, se rebela ante la tradición, envolviendo todo el cuerpo menos la cabeza. Rebecca, que es más particular, manifiesta que solo protegerá de dichas corrientes cuando el usuario no decida tumbarse bajo el nórdico.
Flute y Alma son como estrellas de Hollywood de diferentes épocas. Flute vive en la edad dorada de los años 20, arropada con terciopelo azul turquesa y piernas de latón. Sus brazos dan la bienvenida al público a la distinción de su escote tipo barco. Alma respira aires de modernidad y sencillez. Sus líneas rectas y su palidez la hacen ligera, como si flotara, pero su interior es suave y mullido con matices oscuros.
Box y Alexandra son los hermanos mayores de Astor, todos hechos de madera y latón, pero con pequeñas singularidades. Los primeros son robustos, grandes y dominan la estancia. Alexandra esconde algo en su interior, mientras que Box se muestra tal y como es. Astor es totalmente opuesto. Es liviano y brillante, de buena base y elegante superficie.
Pero en todas las familias hay algunos que destacan más que otros y, en este caso, no podía ser menos. Ocultos bajo el sello de Private Label, la colección propia de Mantovani llama la atención por sus acabados y su modernidad de inspiración italiana. Son una familia numerosa, en la que a las butacas y sofás les gusta juntarse e ir en grupo, mientras que los aparadores, armarios y mesas buscan la individualidad y el protagonismo.
Son los más bellos e inteligentes, y se nota que les une el parentesco. Sus materiales son nobles, como el mármol, la madera torneada o la piel, y se visten con los colores del otoño. Sus siluetas son sencillas y clásicas, pero se adornan con detalles que los hacen únicos.
La foto se cierra con la colección de sofás, conceptualmente más convencionales, que buscan agradar a todo tipo de públicos ya sea en curva, en línea o recostado. Todos forman parte de una imagen llena de diferentes lenguajes, estilos y mensajes cuyo camino aún no está del todo definido, pero ¿y en qué familia lo está?
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