La memoria colectiva encuentra en la arquitectura un vehículo para reforzar lazos ideológicos, religiosos o étnicos. Y con esta perspectiva habría que abrir un apartado especial a los proyectos conmemorativos que tratan del Holocausto. Siguen construyéndose hoy día, setenta años después del final de la Segunda Guerra Mundial. Dichas iniciativas tienen dos fuentes de financiación: la pública, como en el caso del Memorial de Berlín ideado por Peter Eisenman; o la privada, como en este de Bolonia, costeado por la comunidad hebraica local. En esta ocasión, un joven estudio de arquitectura de Roma, SET Architects, se llevó el favor del jurado presidido por el mismísimo Eisenman.
En su afán por recordar el terror vivido por los judíos italianos deportados tras la rendición de Italia en 1943, SET ha creado una estructura de acero corten constituida por dos volúmenes paralelepípedos simétricos de 10×10 metros, separados por un pasillo central. Esta vía va estrechándose hasta llegar a los ochenta centímetros de ancho, dificultando así el paso del visitante al final del recorrido. Como en otros monumentos de este tipo, prevalece el poder emocional de la estructura arquitectónica y la sensación de opresión y angustia: las mismas que sufrieron las víctimas en su camino hacia el exterminio.
En su parte interior, cada uno de los dos elementos alberga cajones regulares de acero que recuerdan las estructuras de madera donde dormían los deportados en los campos de concentración. Para proyectos como este, el acero corten es el material idóneo dada su erosión continua que inspira belleza y metonimiza, a su vez, la poética del recuerdo. Señales estéticas que se repiten en edificios como el Museo de Markowa.
Bolonia ya contaba con un Museo de Historia y Cultura Hebrea desde 1999, sito en el antiguo ghetto. Un ghetto que se vació en 1593 con la expulsión judía, y cuya población pudo recuperarlo a finales del siglo XIX. Al propiciar este homenaje, la ciudad italiana se ha incluido en la ruta de más de dos centenares de monumentos, museos y centros dedicados al Holocausto en todo el mundo. Un mapa que revela la amplitud de este fenómeno global, así como el peso de la identidad judía en el mundo.