Dentro del marco del Madrid Design Festival, la compañía de automóviles Mazda ha mostrado su primer híbrido enchufable al mundo. Una carta de presentación entre piezas de artesanía que conectan este nuevo Mazda CX-60 directamente con el cuidado sostenible, la apuesta por lo local y la visión de los procesos artesanales como una herramienta para el futuro.
Mazda CX-60 y SACo: una alianza por los valores artesanales
Cicerón elogiaba la vida contemplativa porque convertía al hombre en aquello que en un principio debió ser. Y actualmente pocas cosas hay más cerca de hacer sentir al hombre así que el contacto con sus raíces. Vivimos en la celeridad tecnológica, aunque el eco del Arts & Crafts de William Morris sigue latente. Hoy más que nunca los valores ancestrales de la artesanía se han convertido en un nuevo lujo, en una nueva manera de mirar el mundo.
Asociaciones como SACo —Sociedad Artesanía Contemporánea— ponen de relevancia la belleza del handmade y del trabajo íntimo, dos nociones que Mazda aplica a sus automóviles, imbuidos por la filosofía de diseño kodo: un planteamiento que resalta el minimalismo, la elegancia y la pureza característica del Japón tradicional.
Ante esas premisas compartidas, el Invernadero de la agencia The Sibarist se convirtió en el escenario perfecto para una exposición que aunaba enfoques sostenibles y generaba una experiencia capitaneada por la interiorista Lorna de Santos. Un espacio en el que se establecieron sinergias entre las piezas de los miembros de SACo y el nuevo Mazda CX-60 a través de un espíritu creativo en común.
Una presentación mundial en el Madrid Design Festival
Aunque parezcan realidades dispares, existen puntos de conexión entre los objetos artesanales de SACo y los vehículos de Mazda: el respeto por la sostenibilidad y la reivindicación de lo hecho a mano desde un discurso contemporáneo. En este sentido, los ingenieros o takumis —maestros artesanos japoneses— de Mazda diseñan y elaboran elementos que realzan belleza y función en cada uno de sus coches.
En Japón, nos gusta pensar que los artesanos infunden vida y alma en aquello que crean con un esfuerzo sincero y minucioso.
Ikuo Maeda
Con ello, la fábrica deja de ser un lugar dedicado exclusivamente a la automatización para transformarse en el taller del orfebre que cuida hasta el más mínimo detalle. Una mirada centrada en la sabiduría nipona con la que exportar al mundo el testimonio vernáculo de su patrimonio.
«En Japón, nos gusta pensar que los artesanos infunden vida y alma en aquello que crean con un esfuerzo sincero y minucioso”, dice Ikuo Maeda, director de diseño global de Mazda. Con este componente emocional, el Mazda CX-60 ha debutado en el Madrid Design Festival como protagonista. Este nuevo SUV híbrido enchufable —el coche más potente en la historia de la marca y el primero de esta categoría— combina un motor de gasolina Skyactiv-G con un motor eléctrico e-Skyactiv de baterías de alta capacidad con un consumo muy eficiente. Asimismo, su exterior exhibe los principios estéticos de una cultura basada en la eliminación de lo superfluo. Un menos es más para una carrocería de cuatro acabados.
Con el nuevo Mazda CX-60, la firma japonesa nos acerca a los procesos creativos del artesano contemporáneo: aquel que abraza los conocimientos ancestrales y los funde con los nuevos lenguajes tecnológicos.
Respecto a su interior, hemos de recurrir a dos conceptos: el Kaichô y el Musubu. El primero asombra por la mezcla de materiales y texturas que responde a una multiplicidad matérica. Una fusión irregular de madera de arce, cuero napa, textiles refinados, como los de los kimonos, y cromatismos desde un atisbo Hacho o asimétrico. Por su parte, el Musubu se relaciona con en el arte de anudar los tejidos: algo que queda patente en las costuras que decoran el panel del salpicadero.
La belleza del espacio vacío —conocida como Ma (間)— prevalece en una cabina que se abre al confort, pero especialmente a la calma. Una experiencia sensorial con la que Mazda nos acerca a los procesos creativos del artesano contemporáneo: aquel que abraza los conocimientos ancestrales y los funde con los nuevos lenguajes tecnológicos.