Reconocida por su labor en la creación de un lenguaje arquitectónico contemporáneo profundamente conectado con el lugar, el clima, el contexto, la cultura y la historia, la bangladesí Marina Tabassum ha aportado su visión distintiva al Serpentine Pavilion 2025. Abierto al público hasta el 26 de octubre, su proyecto A Capsule in Time se ha mimetizado en los jardines adyacentes, evocando un diálogo significativo entre la naturaleza permanente y efímera del encargo.
El lenguaje simbiótico en la Serpentine Pavilion 2025
Ya advertía el científico David Suzuki que las fronteras humanas no significan nada para el aire, el agua, la tierra llevada por el viento, las semillas, los peces, las aves o los mamíferos migratorios. Habitamos una misma criatura; una donde las limitaciones son apenas una bruma, una ilusión heredada —cada vez más quebradiza—, y es que se prevé la llegada de una era simbiótica, de unión e interflujo entre seres. Tal encrucijada especulativa ha impregnado el territorio arquitectónico para versar sobre la interdependencia necesaria entre ecología y creatividad. Una Pangea moderna de encuentro continuo, de intercambio constructivo, de ciclos y procesos alineados.

Este tejido emergente de lo indivisible ya comienza a materializarse en las manos de algunos visionarios. Ejemplo de ello es el pabellón de la Serpentine de Londres —concebido este año por el estudio de Marina Tabassum (MTA)—, el cual no solo se posa entre la vegetación de los Kensington Gardens de Hyde Park, sino que respira y se camufla con ellos. Su esqueleto alargado similar a una cápsula no restringe ni condiciona el entorno, pues a través de su fachada de policarbonato toda la atmósfera exterior se cuela, se difunde y salpica internamente. Con este auténtico mimetismo, la arquitecta consigue redirigir nuestros ojos, torpes radares biológicos, hacia las luces, sombras, manchas y tonalidades más allá del linde estructural.

Aunque este portal caleidoscópico muestra una interacción biótica más evidente en su translucidez —capaz de refractar la vida en los jardines—, su envoltura seccionada en madera también alude a la interconexión, esta vez en un sentido cultural. El entramado geométrico y el cierre vaporoso se inspira en las tiendas o toldos Shamiyana del sur de Asia e incluso en el interior o patio central. La tierra originaria de Tabassum se infiltra y asienta en los estantes, resaltando su riqueza con libros seleccionados sobre la literatura, poesía y ecología de Bangladesh. Este lugar de naturaleza cohesionada acogerá el programa de eventos y actuaciones Park Nights durante todo el verano. Pero tal y como es lo efímero de las hojas en los árboles, terminará su residencia durante el otoño.

Un árbol ginkgo: la cápsula del tiempo de Marina Tabassum
Sin embargo, la comisión de este año jamás se marchará por completo de la Serpentine Gallery, ya que MTA ha planteado el pabellón para dejar un recuerdo de sí mismo en el enclave. Y es que, esbozado con una mimética caduca, A Capsule in Time se reduciría a un simple y sutil efecto especial, perdiendo la dimensión orgánica y su valor como ventana a la complejidad evolutiva. Por eso, la memoria y ausencia del cuerpo concebido han sido encapsulados en una figura resistente: la del singular árbol ginkgo, uno de los más antiguos que aún sobreviven en la zona.

“Hacia septiembre u octubre, cuando este pabellón esté llegando lentamente a su fin, el ginkgo adquirirá un hermoso color amarillo”, expresaba Tabassum. Al final, la poética simbiótica quedará impregnada allí, pues mientras el pabellón se desmonta, se empaqueta y tal vez se utiliza como biblioteca o espacio público, el árbol seguirá en el parque, adaptándose a los ritmos de su nueva vida, cambiando su color y trascendiendo las ataduras del tiempo. Una lírica proyectual fabulosa que convierte al ginkgo en una cápsula ecológica, en un antídoto natural para la condición fugaz de la estructura arquitectónica.

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