En el patio del Museo del Louvre de París, la marca francesa Louis Vuitton fusionó música y moda en su último Menswear Fashion Show. En medio de una —casi infinita— pista de atletismo amarilla, desfilaron los 72 looks diseñados de manera colectiva por los creadores que integraban el equipo del icónico Virgil Abloh.
Aplausos para Virgil Abloh
La firma Louis Vuitton no deja de sorprendernos. Cuando parecía que su evento otoño/invierno 2022 —donde se plasmó un patio de recreo inundado de luz azul y bailarines— había sido uno de los espectáculos del año, hace unas semanas se presentó la nueva colección primavera/verano 2023 para romper todos los esquemas. En ella, los creativos de Louis Vuitton continuaron el desfile-homenaje anterior, respetando el mensaje de “La moda es pura diversión y hay que verla con los ojos de un niño” del fallecido director artístico.
Así, los más de 70 conjuntos —elaborados por el extraordinario equipo que trabajaba con Abloh— llenaron los 30 minutos de show, demostrando que el espíritu y el alma de la leyenda de la moda forma ya parte del ADN de la casa francesa.
Louis Vuitton. Música y moda
La música es, indudablemente, un punto fuerte en los desfiles de las grandes marcas de haute couture. Se destina bastante presupuesto, no solo a una excelente ambientación acústica, sino a la contratación de conocidas bandas y cantantes para que amenicen en directo y con melodía original la pasarela. Y para esta ocasión, la selección musical fue brillante.
Los diez minutos del principio estuvieron protagonizados por la banda de la Universidad A&M de Florida, con un ritmo muy institucional y formal. Los músicos entraron en escena con un paso similar al de la marcha olímpica. Poco a poco, se incluyeron a la partitura platillos y tambores que, junto con el compás de los bailarines, introdujeron el Catwalk. De esa manera, el primero de los looks subió al escenario respaldado por sonidos de cuerda y el rap del artista Kendrick Lamar.
Pista de atletismo amarilla en el Museo del Louvre
Como si de una montaña rusa se tratase, los giros y las vueltas se adueñaron de la pista amarilla por la que circularon los modelos. A modo de aderezo a esta espectacular estructura, gigantes globos rojos repartidos por los laterales representaron ese guiño al mantra Virgil Abloh.
En cuanto a las prendas, se apreció el morado como color tendencia en las próximas temporadas; y el famoso “LV”, las flores, lo barroco y el oversize se adueñaron de prendas como tops, blazers o abrigos. Incluso se observó, con cierta frecuencia, una minuciosa y novedosa labor en detalles con volumen o en 3D que complementaban las piezas superiores. Todas estas creaciones, que contrastaban con la llamativa escenografía, la música en directo, el mensaje y el patio del Louvre, dieron lugar a un cóctel perfecto para vivir una experiencia de lo más estimulante y sobresaliente.
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Los diseñadores que conformaban el equipo de Virgil Abloh.
La pista amarilla y la selección musical.