Qué es espacio esencial y qué es arquitectura oriental son las claves que CROX propone para acercarse a Liyang Museum en Changzhou
La poesía, la música y establecer un cierto debate sobre “qué es espacio esencial y qué es arquitectura oriental” son las claves que CROX –el estudio de C.R. Lin y Bentao Li, con sede en Taipéi y Shanghái— propone para acercarse a Liyang Museum de historia local en Changzhou.
El edificio se emplaza en el ángulo sudeste del parque que delimita la orilla del lago Lin, en el contexto de un fragmento de pintoresco paisaje artificial —entre la lámina de agua y dos vías de circulación rápida— como una suerte de transición entre un skyline corporativo propio de los vertiginosos desarrollos urbanos chinos recientes y la masa boscosa que se extiende hacia el este.
Los arquitectos plantean además una metáfora concreta: la burbuja que se posa sobre dos colinas falsas recuerda explícitamente a un guqin —pronúnciese “ku-ch’in”—: instrumento musical milenario a modo de cítara que, según la leyenda, fue elaborado a partir de un leño a medio quemar rescatado del crepitar de la lumbre, y cuyo sonido es particularmente suave y melódico.
Al objeto construido le cuesta estar a la altura de tantas solicitaciones. Viene a la mente, por ejemplo, la evocación por parte de Renzo Piano de la labor del lutier a propósito de las cajas orgánicas que componen su romano Parco della Musica, que sí son marquetería precisa hecha para sonar como un instrumento bien afinado.
La zona de exhibición del edificio se encuentra sobre todo en el interior de las colinas artificiales de la base, a las que se accede por una escalinata y un pórtico de hormigón blanco. En los puntos de contacto con la burbuja se instalan escaleras y ascensores que dan acceso a algunos espacios más —ubicados en dos niveles del volumen escultórico— y que rematan en dos terrazas en su parte más alta y en el extremo oeste.
No hay, sin embargo, delicada madera crepitante, sino una piel rígida de listones broncíneos de aluminio que desdicen tanta narrativa musical y tanto etéreo orientalismo, especialmente cuando uno los ve de cerca en el recorrido por su base, habilitado por una pasarela de madera que lo cruza de lado a lado. Es la dificultad de buena parte de la arquitectura institucional china para conectar con su rico acervo cultural desde un digest indigesto y banal de tropos occidentales. Mejor harían mirándose en el espejo vibrante y alentador del arquitecto Wang Shu.