La ciudad de Datong, al oeste de Pekín, estrena un nuevo espacio expositivo diseñado por la oficina de Norman Foster. La firma inglesa ha propuesto un museo de una sola planta, cubierto por una estructura de pirámides que se intersecan hasta formar una gran cúpula. Un gesto con el que se pretende resolver la entrada de luz natural, conseguir un ambiente diáfano y dotar de singularidad a una explanada con la misma cantidad de metros cuadrados que la Tate Modern londinense.
Una pirámide de Norman Foster para un museo
Para el planteamiento del proyecto, el equipo de Norman Foster reflexionó sobre el uso que un inmueble de esta clase podía aportar a la comunidad. Imaginaron el museo como un gran espacio de reunión, donde los visitantes pudiesen interactuar entre ellos a través del arte, pensaron en una gran plaza techada que funcionase como lugar para actuaciones o exhibiciones.
De esta premisa parece que surge la necesidad de diseñar una cubierta que permitiese el desarrollo de estas actividades con un grado de confort conveniente y que a la vez sirviese de elemento diferenciador, que nos hablase desde fuera —como explicaba Robert Venturi— del tipo de edificio que podíamos encontrarnos en el interior.
De Ieoh Ming Pei en el Louvre a Nacho Cano en Madrid, parece que el empleo de la pirámide como forma arquitectónica está rodeado de polémica. Lo cierto es que, en este caso, esta elección facilita muchas de las dificultades técnicas —capacidad portante, entradas de luz, posibilidad de eliminar apoyos intermedios, etc.— que implica un armazón que se levanta más de 30 metros del nivel al que se plasman las exposiciones.
El volumen, sin embargo, se hunde hábilmente en el terreno para reducir la altura final de la construcción en el entorno y resaltar la imagen de las pirámides que emergen directamente del suelo. La importancia de estos detalles queda reforzada por el revestimiento de placas metálicas de color marrón óxido, que se colocan recubriendo toda la superficie exterior y que suponen la única nota de color y textura de todo un catálogo de acabados neutros y sobrios.
Lo que necesita Datong, lo que le falta a su museo
La obra que el estudio británico ha realizado constituye un ejercicio puramente arquitectónico resuelto con corrección. Las decisiones tomadas parecen adecuadas, pero el programa aparenta ser poco flexible y puede correr el riesgo de quedar obsoleto a corto plazo. Las dimensiones del complejo o la poca conexión con el medio dejan entrever problemas de un crecimiento urbano desmedido, y encontramos pocos gestos en el resultado que ayuden a paliar estas carencias. Cuando el principal inconveniente de las ciudades adquiere una escala mayor son necesarias respuestas más amplias que transciendan del límite arquitectónico.
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Norman Foster es un arquitecto galardonado con el premio Pritzker en 1999, propulsor del estilo High Tech. Como socio fundador de Foster and partners ha diseñado edificios por todo el mundo como la Renovación de la cúpula del Reichstag en Berlín, el Apple Park en California o la torre del 30 de St Mary Axe en Londres.
Se trata de un museo de arte de 32 000 m2 enterrado ligeramente en el terreno y cubierto con una estructura piramidal de más de 30 m de altura.