Studio Gang ha tratado de dotar de una nueva imagen al Museo Americano de Historia Natural transformando el acceso principal del museo en el Richard Gilder Center.
La ampliación de Jeanne Gang en Manhattan
El Museo Americano de Historia Natural lleva más de 150 años ofreciendo a la ciudad de Nueva York un extenso catálogo de objetos y artefactos relacionados con la antropología, la biología o las ciencias naturales. Esta labor se ha desarrollado en una sede compuesta de diez edificios diferentes en una de las manzanas al oeste de Central Park. Un emplazamiento heterogéneo e historicista difícil de identificar dentro de la trama de Manhattan. Con esta problemática de base, Studio Gang ha tratado de dotar de una nueva imagen al conjunto transformando el acceso principal del museo en el Richard Gilder Center: un hito a la altura del Guggenheim o del MoMA.
Con esta ampliación —que incluye espacios de exhibición, educación y diferentes colecciones—, el trabajo del equipo de arquitectos, dirigido por Jeanne Gang, ha abarcado un gran abanico de intervenciones que comprenden desde la reorganización de las circulaciones internas hasta la integración del museo dentro del parque. Sin embargo, estas mejoras permanecen ocultas detrás de una mucho más evidente: la construcción resultante es un embudo urbano pensado para atraer las miradas y salir en las fotos. Un gesto al que se le puede acusar de enfatizar únicamente una presencia reseñable en el entorno; aunque si somos honestos, ser pretencioso en Manhattan no debería ser un pecado.
Richard Gilder Center: una nueva visión del Museo Americano de Historia Natural
La obra —que actúa de telón de fondo de la calle 79— se plantea como un volumen partido en dos trozos que invitan a entrar como si nos llevaran al interior de un cetáceo: por una gran boca de varias plantas. Esta nueva pieza, intrusa en el resto de la manzana y de la calle, incorpora elementos de granito similares a los de los inmuebles de alrededor con un objetivo: hablar su mismo idioma, situarse a su nivel, formar parte de un contexto que solo sabe ser icónico.
Dentro nos sorprende un vacío colosal que continúa con el lenguaje esquelético de fuera, pero que realmente funciona como las entradas imperiales de las óperas o los palacios dieciochescos: subir para ver y ser visto. Aquí, el granito del exterior se transforma en un hormigón proyectado, un material sin juntas que nos recuerda que estamos en el estómago de una gran ballena.
Se dice que desde que Wright completó su Guggenheim todos los museos son hijos de una idea: comportarse como obras únicas e irrepetibles. Studio Gang sigue esta línea con una intervención complejísima que resuelve varios obstáculos latentes en la propuesta, pero que se muestra al público como una ampliación monumental. El Richard Gilder Center ha ganado representatividad suficiente para convertirse en el próximo símbolo neoyorquino, con una dosis extra de diseño que le hace parecer parte de la exposición de Historia Natural. Jeanne Gang ha desenterrado un fósil en Manhattan.
En este enlace puedes leer sobre otro proyecto de Jeanne Gang: el hotel ecológico Populus.